Luis Davelouis: A nadie le gusta

A nadie le gusta escuchar cosas desagradables. Más aún cuando esas cosas desagradables se refieren a uno. Por eso dicen que la verdad duele. Y mucho. O que ofende. De hecho, yo pienso que la verdad siempre ofende a alguien y, si no ofende a nadie, entonces no es verdad.

Debe doler hasta la ofensa que te digan, pues, que tu "rollo" está desfasado y no pega, que corres el riesgo de perder la inscripción de tu partido y la de otros dos, que por más que te rodeas de farándula para que baile contigo en la playa no sintonizas con esa población a la que engatusaste dos veces, una con el cuento del cambio y otra convirtiendo al contrario en cuco.

No hay un solo candidato que me convenza. No hay ninguno que me haga decir "esta es la visión de país que quiero". A su manera, con matices, Acuña, García, Fujimori, PPK, Barnechea y Guzmán son más o menos lo mismo; el voto "seguro", esperable, la inercia idiota y negligente del que aprendió a encender el auto, a meter primera y pasó a segunda, pero no tiene la menor idea de cómo pasar a tercera ni a cuarta.

Sin embargo, frente a lo monocorde de las propuestas en general, algunos matices son atroces. Por ejemplo, que Vladimiro Montesinos no te haya hecho el favor de cambiar la ley para que tus delitos prescriban y que uno de sus jueces lo haya hecho efectivo para que tú pudieras participar en las elecciones y darle una manito al fujimontesinismo caído en desgracia. O que te hayas hecho millonario vendiendo educación cuando eres un farsante que ni siquiera puede articular una frase que explique tu profesión. O que digas que los delitos por los que tu padre está preso y siendo procesado y que cometió delante de ti son "errores". Sigamos con las encuestas.