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Luis Davelouis: Te regalo mi inscripción
“No sé si es inocencia, me gustaría pensar que sí, pero la evidencia demuestra que Yehude no es más que un murciélago: a lo mucho, un gran sobreviviente, como diría Batman”.
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Las elecciones regionales del 2018 están más cerca de lo que pensamos. Ayer, un titular daba cuenta del ofrecimiento de Yehude Simon a Verónika Mendoza: como Tierra y Libertad (TyL) parece haberse cerrado sobre sí mismo y dejado afuera a buena parte de la gente que se sentía frenteamplista (aunque el Frente Amplio no exista como partido inscrito), Simon ofrece ahora la "estructura orgánica" como una plataforma desde donde fomentar y promover la esquiva "unidad de la izquierda". No sé si es inocencia, me gustaría pensar que sí, pero la evidencia demuestra que Yehude no es más que un murciélago: a lo mucho, un gran sobreviviente, como diría Batman. Con reservas en eso del "gran".
Es muy interesante: por casi dos años Simon estuvo ofreciendo su inscripción buscando a cambio a alguien que quisiera remolcarlo al Congreso y lo mejor que pudo conseguir fue a Nano Guerra García. ¿Cuándo es realmente valiosa una inscripción partidaria? En época de elecciones, por supuesto, pero ni siquiera entonces pudo conseguir a alguien lo suficientemente representativo para, al menos, llevarlo al Congreso y conservar la inscripción. Simon lo sabe y seguramente ahora a lo que apunta es a la gobernación regional de Lambayeque.
Una coyuntura electoral puede ser bien aprovechada desde el Poder Ejecutivo con la muñeca política adecuada. Las transferencias a las regiones por canon han caído considerablemente (50% o más en algunos casos) y el Gobierno central, si bien realiza algunas transferencias para paliar el efecto, tiene también mayor injerencia en cómo se utilizan esos recursos.
Shock de inversión en infraestructura, elecciones regionales a la vuelta de la esquina y un Congreso sin iniciativa de gasto. No pinta tan mal.
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