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Luis Davelouis: ¡Sálvese quien pueda!
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Se dice que la desesperación puede sacar lo mejor y lo peor de las personas. Humala, por ejemplo, encontró su propia voz en el colofón de su gestión. Fue a CADE a salirle al frente a la demagogia que amenaza con tirarse las cuatro cosas que sí hizo. El mandatario ha ido cuajando a medida que su esposa se ha ido despintando (cuánto daño).
Por otro lado, vemos a la clase política jugando a las sillas musicales. Todos tratando de buscar en dónde y con quién acomodarse antes de que la música deje de sonar. Ha sido tan entretenido que daría risa si no fuera patético.
¿Luisa María Cuculiza con UPP y Solidaridad Nacional? ¿Alguien se imaginó a Pérez de Cuéllar abrazado a Castañeda o a Luna y a la Cuculiza solo para tentar una curul? Lo dudo. ¿Al hermano del célebre Alberto Andrade junto al pastor evangélico abrazados del acusado de violador y pedófilo? Menos. Probablemente esta sea una cabeza de playa para el fujimorismo que hoy le afea la foto a Keiko.
¿Alguien se imaginó al PPC de Luis Bedoya Reyes, el orgulloso Tucán, haciendo equipo con los mismos a los que acusaron de ladrones solo para salvar la inscripción? ¿Alguien se imaginó que se juntarían con esos que acusaron al PPC de oligarca y que hasta los chuponearon y entregaron las grabaciones a sus enemigos? ¿Alguien se imaginó a Lourdes Flores de vicepresidenta de Alan García?
En la izquierda, los viejos que no toleran a Verónika Mendoza –y un par más– fueron a tocarle la puerta al Frente Amplio para no convertirse en un club distrital de veteranos.
Enfrentados al dilema de desaparecer o existir a cualquier precio, incluso negando su esencia, casi todos eligen existir aunque sea apenas. La ilusión no resiste al pragmatismo.
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