Luis Davelouis: Tránsfuga (II)

En Gringolandia existe el dicho "my way or the highway", que significa "a mi manera o a la calle". Y cerraron la puerta. Ayer la Comisión de Constitución del Congreso aprobó el proyecto que castiga a los congresistas que abandonen sus bancadas o, como aprendimos a decirle en los 90, a los tránsfugas.

Como reportó el periodista Gerardo Caballero de El Comercio: "'los congresistas que se retiren o renuncien, sean separados o hayan sido expulsados del grupo parlamentario, partido o alianza por el que fueron elegidos' no podrán integrarse ni formar otro grupo parlamentario. Tampoco podrían integrar la Mesa Directiva del Congreso, ni la de ninguna comisión ordinaria". O sea, si te vas, te revientas y te conviertes en un paria sin importar por qué te fuiste.

En un escenario en el que el Frente Amplio y PPK andan quebrándose y Fuerza Popular ya ha perdido a una congresista (y quizás se venían o se vienen más), este dictamen es, en realidad, un intento de curarse en salud. En contra votó Acción Popular porque intenta incorporar a Yeni Vilcatoma a sus filas, a lo que el congresista fujimorista Héctor Becerril reaccionó con la elegancia que lo caracteriza: "El congresista Lescano quiere aumentar su bancada sacando la vuelta a las elecciones". Esto es un despropósito y atenta contra los derechos de los parlamentarios elegidos.El sentido común se opone a que se cierren las puertas de esa manera. Los peruanos votamos, más que por partidos, por personas. Por eso es que nos resultó tan extraño eso de que un candidato de Democracia Directa –el partido de Goyo Santos– sacara 23 mil votos y ahora no tenga ni inscripción y que Marco Arana sacara con las justas 8 mil y esté sentado en el Congreso. Desde el fondo alguien grita: "¡Nadie sale, carajo!".