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Mamani debe ser desaforado
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Moises Mamani, acusado de tocamientos indebidos, no debe ser más congresista. Hay delito —hasta ocho años de cárcel—, testigos y cámaras. El mensaje que se transmite es grave: un ‘padre de la patria’ abusando de una aeromoza. Los que acusan cargamontón, diciendo que el video que circula en redes ‘no dice nada’, son cómplices de un acosador con inmunidad. Impunidad, será.
Porque a ver: hay un testimonio de la agraviada, un comunicado de una aerolínea seria y una investigación fiscal. La trabajadora de Latam, según lo denunció en la comisaría del aeropuerto Jorge Chávez, dice: “El señor se dirigió al asiento 4J y al volver a pasar para sentarse en el asiento 1C, le tocó los glúteos desde la cintura hacia abajo en forma grotesca, por lo que le gritó ‘señor, qué le pasa’, pidiéndole el denunciado disculpas, aduciendo que estaba mareado, refiere la agraviada, mismo que fue desembarcado del vuelo” (sic).
¿Qué dijo Mamani? “Soy diabético”. La aeromoza cuenta que la agresión —no digan que fue una pendenciera metida de mano; eso ensalza el machismo— ocurrió a las 13:08 del miércoles.
¿O sea que si se te baja el azúcar, y te mareas, le agarras el poto a una mujer con total conciencia y sin que te tiemble la mano? Mamani sale del avión, camina al tópico y el alta —en la hipótesis de la diabetes— se la dan a las 13:40. ¿En 32 minutos se te pasa una descompensación?
Así que no nos hagamos los tontos. La aeromoza no inventó esta asquerosidad. Mamani, por cierto, tiene antecedentes: acosó a su asesora y la despidió embarazada.
El Congreso debe tramitar mañana mismo su desafuero. Y no, señor Salaverry, este no es un hombre valiente y decente —como dijo en marzo— y hoy lo sabe. Le toca a usted, por el bien de la institución que preside, no blindar el destino que Mamani merece: el desafuero.
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