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“Menos es más”
La existencia de tantos ministerios no solo genera gastos innecesarios, sino que complica la gestión pública. Un Estado más ágil y eficiente es imprescindible para avanzar hacia un crecimiento sostenible y equitativo.
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La burocracia en el Perú es un monstruo de mil cabezas que ahoga a empresarios de todos los tamaños y afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Cada trámite es un laberinto lleno de papeleo innecesario y demoras injustificadas. Esta situación no solo desalienta la inversión, sino que ahuyenta a los emprendedores, incentiva la informalidad y da cabida a la corrupción.
En el último ranking Doing Business, del Banco Mundial, el Perú se ubica en el puesto 76 de 190 países. La posición más alta que obtuvimos fue el puesto 36, a finales de 2011. Otros países facilitaron la inversión privada, mientras que nosotros la entorpecimos.
Un ejemplo claro es la minería. Un reciente análisis de ComexPerú reveló que 49 proyectos de exploración salieron de la cartera del Ministerio de Energía y Minas por la “tramitomanía” en el Estado. Esa es plata que dejó de entrar al país en los últimos dos años, el mismo periodo en que se disparó la pobreza y cayó el empleo.
La recuperación económica no será posible sin una desburocratización efectiva. Necesitamos un Estado más pequeño, ágil y eficiente, que facilite y no entorpezca la actividad empresarial. Reducir los trámites innecesarios es una cuestión de supervivencia.
Es hora de tomar decisiones audaces. La existencia de tantos ministerios no solo genera gastos innecesarios, sino que complica la gestión pública. Un Estado más ágil y eficiente es imprescindible para avanzar hacia un crecimiento sostenible y equitativo.
La maraña burocrática actual es un obstáculo para la formalización de las empresas. Cada nuevo trámite aleja a los emprendedores de la formalidad. Simplificar los procesos es fundamental para ampliar la base tributaria, generar empleo formal y mejorar los servicios públicos.
¿Por dónde empezamos? Primero, por una revisión exhaustiva y eliminación de trámites redundantes y obsoletos. Segundo, la digitalización completa de los servicios públicos para que los trámites puedan realizarse en línea, de manera rápida y transparente. Tercero, una reforma estructural que incluya la fusión y eliminación de ministerios y entidades públicas innecesarias.
No podemos esperar más. Cada día que pasa con un Estado ineficiente es un día perdido para el desarrollo del Perú. La desburocratización es una tarea urgente que requiere voluntad política y la colaboración de todos los sectores. El futuro del Perú depende de nuestra capacidad para simplificar y modernizar el aparato estatal.
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