[Opinión] Mónica Delta: ¡Defiéndeme compadre!

“Muchachitos tontos”, aquellos que guardábamos, lejanamente, la esperanza de que algún aprendizaje del presidente en las crisis sucesivas provocaría una decisión política que encamine al país a la estabilidad y al bien común por encima de las cuotas de poder. Hoy nos volvemos a enfrentar a un nuevo fiasco con pronóstico muy reservado. Este cuarto gabinete en menos de 7 meses, encabezado por Aníbal Torres, no augura suelo parejo ni tranquilidad para los peruanos.

Los cambios, comenzando por la inesperada salida de Hernando Cevallos de la cartera de Salud, con quien se podía discrepar pero que en medio de la crisis sanitaria tuvo el acierto de mantener los equipos en el sector, acelerar la vacunación, por alguien como Hernán Condori, defensor acérrimo de Vladimir Cerrón, promotor de una “agüita milagrosa” para todos los males, y con mochila judicial por una investigación en la Merced por cobros indebidos, es un baldazo más de agua contaminada encima de todos.

Lo que es evidente es que Pedro Castillo, con o sin sombrero, lo único que busca son incondicionales que lo protejan y votos en el Congreso que impidan su vacancia, no su legitimidad. Perú Libre se refuerza en el nuevo gabinete y le asegura 32 votos.

Los disidentes de Cerrón (Perú Democrático), también con su pedazo de ministerios, son 7 votos más; Juntos Por el Perú, que se acomoda sin empacho con sus 5 votos, y el cuestionado y ratificado ministro de Cultura (cuota Somos Perú), le aseguran 5 votos adicionales. Al final, esos 49 votos neutralizan cualquier posibilidad de que Castillo sea vacado.

Este será un gabinete que irá al choque selectivo. La ciudadanía está hastiada del manejo del Ejecutivo, pero tampoco respeta al Parlamento, que no está actuando con la madurez que el momento exige. El asunto es: o hacen un verdadero esfuerzo por gobernar y legislar para dirigir con cierta decencia y con algún rumbo para TODOS los peruanos, o nos terminamos de ir al diablo, sin posibilidad de retorno.