La construcción de realidades alternativas, cuidadosamente diseñadas para manipular nuestras emociones y creencias, ha minado nuestra capacidad de pensar críticamente y ha socavado la confianza en las instituciones. Hemos pasado de una sociedad que valora la verdad sustentada en los hechos a una dominada por narrativas y clichés de moda. Las emociones, los prejuicios y las identidades ideológicas han reemplazado a la razón y a la evidencia.
Mira: Norma de IGV a plataformas afectaría a consumidores de servicios como Netflix y Spotify
El académico y periodista Eli Pariser, en su libro The Filter Bubble, explica cómo los algoritmos de las redes sociales crean burbujas de información que refuerzan las creencias existentes de las personas y limitan su exposición a perspectivas diferentes.
Esta polarización digital ha dificultado el diálogo y el consenso, exacerbando las divisiones sociales; y, la educación tradicional centrada en la transmisión de conocimientos no ha equipado a las nuevas generaciones con las herramientas necesarias para evaluar la información de manera crítica.
La incapacidad de encontrar soluciones a los problemas comunes, la radicalización de las posiciones y el aumento de la violencia son solo algunas de las manifestaciones de esta crisis. Estamos siendo testigos de cómo la misma acción es analizada o convalidada de forma diferente dependiendo de quién sea el autor, es decir, depende de mis simpatías y no de la validez del hecho en sí.
Este fenómeno social acelerado está dañando considerablemente los cimientos de la democracia y la búsqueda del bien común, reemplazándolo por la imposición de las agendas de “vanguardia” que muchas veces representan a minorías con intereses subalternos, pero que han logrado imponer un discurso anárquico y/o individualista que seduce a muchos, cayendo en la trampa de: narrativa mata verdad.
Mira: TASA NETFLIX: 600 empresas como Netflix pagarán IGV a partir de noviembre y estas son
Para reconstruir el tejido social y retomar una senda de desarrollo con intereses comunes, es necesario fortalecer el pensamiento crítico y fomentar el diálogo respetuoso entre personas con diferentes puntos de vista. Asimismo, es fundamental exigir a los medios de comunicación y a las plataformas digitales que sean responsables en la difusión de información, verificando las fuentes, comparando diferentes perspectivas y no dejarse llevar por las emociones.
La “libertad de expresión” no puede ni debe estar por encima del respeto absoluto por la dignidad de las personas o el derecho al trabajo o a la libertad de empresa. No debe justificarse que, en aras de defender una posición ideológica o un interés particular de un sector, se abra paso a narrativas estructuradas sin sustento y que apelan a la manipulación emocional de las masas, especialmente de los más jóvenes, para imponer “verdades” que no son tales.
¡Aprovecha el cyber AQUÍ y recibe nuestro periódico digital desde S/ 54 por todo un año!
VIDEO RECOMENDADO