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No todo incremento del PBI es bueno
“Sólo con gente honesta saldremos de este desmadre moral. Gente competente, tenemos. Y mucha. No hay que cambiar ninguna Constitución, ni ninguna ley o política pública”.
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El Producto Bruto Interno (PBI) de un país crece en la medida que aumenta la inversión en infraestructura productiva y de servicios. Eso lo sabe cualquiera.
Pero no todo PBI es bueno. Por ejemplo, las inversiones en proyectos como la Refinería de Talara aumentaron el PBI. Y –aunque parezca mentira– las adendas que inflaron los costos, también… ¡incluidas las coimas!
Entonces… seamos sinceros. El PBI de nuestro país está inflado (1) por sobrevaloración de los proyectos estatales, (2) por el pago de coimas y sobornos, (3) por las inversiones en obras inútiles y (4) por obras inconclusas.
¿Qué hacer frente a tanta podredumbre? Pues corregir –de raíz– la causa de todo este desmadre, el cual ha sido generado por gente corrupta.
Mi diario vivir en el Gobierno Regional de Ica – en el período 2015-2018– fue muy aleccionador. Cuando detectamos un acto de corrupción –cosa que sucedía con frecuencia–, el mayor problema estuvo en el mal entendido “espíritu de cuerpo”. Resulta que, para que haya sanción a algún funcionario corrupto, tenían que estar alineados (1) la Secretaría Técnica –que es órgano investigador y sancionador de los malos funcionarios–, (2) la Jefatura de Recursos Humanos y (3) la Jefatura inmediata superior del funcionario en cuestión. Si uno de los tres estamentos administrativos flaqueaba, no había sanción. Aunque eso de flaquear era un decir. Lo que había era pura corrupción.
No obstante, cuando la trilogía… Secretaría Técnica –Recursos Humanos– Jefatura Administrativa funcionaba como correspondía, la sanción se aplicaba de acuerdo a ley, la disciplina laboral se restablecía con normalidad, y –lo más importante– el servicio público mejoraba.
Conclusión: solo con gente honesta saldremos de este desmadre moral. Gente competente tenemos. Y mucha. No hay que cambiar ninguna Constitución, ni ninguna ley o política pública. Lo único que hay que cambiar es la moral de nuestra gente.
Y rediseñar la estructura funcional del Estado, porque lo que tenemos no funciona. Fusionar y reducir el número de instituciones estatales. Sobre todo, ministerios, organismos públicos descentralizados (OPD’s) y municipios distritales.
Despolitizar al Estado, profesionalizarlo y autonomizarlo… tipo BCR. Ningún ministro, gobernador regional o alcalde debe poder designar a ningún funcionario de ningún servicio público especializado: salud, educación, infraestructura, seguridad, etc. En otras palabras, restablecer la meritocracia en el Estado y respetar la carrera pública…
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