PUBLICIDAD
Reflexiones de un semianalfabeto digital (I)
Imagen
Fecha Actualización
Es evidente la dificultad que tenemos quienes fuimos adolescentes durante los tiempos analógicos (de las calculadoras y las computadoras de primera generación) para comprender los gustos y la visión de mundo de muchísimos jóvenes que conocen el WhatsApp, Twiter, Facebook, el cada vez más obsoleto e-mail, y otras redes y telarañas sociales, desde la niñez o adolescencia.
Mi querida y omnipresente universidad, la UPC de Lima, es un ejemplo a seguir en lo que respecta a dotar a sus profesores y estudiantes de excelentes instrumentos técnicos para facilitar la enseñanza presencial y virtual y, por eso, quienes somos analfabetos digitales estamos muy agradecidos, aunque a veces esto implique que muchas instituciones de educación superior releguen las materias humanísticas.
MIRA: África y el COVID
En mi caso muy particular, por razones de tiempo, pero, especialmente de “anacronismo tecno-emocional”, cada vez que intento aprender a utilizar una aplicación o me capacito para manejar herramientas que provee el Internet, comprendo que la cultura del diario y la TV con las que nací está a años luz de “generación digital”.
La cultura digital es una bendición en tiempos de la pandemia que padecemos, aunque nunca suplantará la cultura presencial de los abrazos, las conversaciones de café, las fiestas que los adolescentes necesitan para aprender que la vida no se limita a los “likes” o los “pulgares hacia arriba” de las redes sociales, sino que implica desafíos difíciles de socialización, trabajo interpersonal, y en lo privado, experimentar las habilidades para amistar, seducir, asistir al prójimo y todo lo que ninguna máquina puede sustituir del contacto personal humano. Sin embargo, hay muchos bemoles que analizaremos en el próximo artículo.
VIDEO RECOMENDADO
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD