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Violencia de género
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La violencia de género y el antifujimorismo parecen ser una mezcla recurrente en las columnas del periodista Rafo León; quien se escuda en un personaje ficticio como la “China Tudela” para denigrar (especialmente) a las representantes del fujimorismo.
El problema no solo es que León sea el autor de una serie de ataques que buscan denigrar a un grupo de mujeres políticas, sino también lo es la forma cómplice en la que algunos procuran justificar estas infamias.
Por ejemplo, cuando en su columna del 28 de junio atacó a Keiko llamándola “porcina ojo jalado”, al Ministerio de Cultura no se le ocurrió nada mejor que relativizar este episodio al señalar que lo que diga León a través de su alter ego, debe ser contextualizado como una “sátira política”. ¿Desde cuándo el insulto ramplón es una sátira?
En su columna del 5 de octubre, León ataca a las parlamentarias naranjas haciendo un perverso juego de palabras con sus apellidos (Chaconcha, Potoborgo, Anaculo, etc.). El colectivo @NiUnaMenosPeru tuiteó el 14 de octubre: “Rechazamos tajantemente humor machista, racista y clasista de Rafo León”. ¿Realmente creen que eso es humor?
Sería bueno que los que justifican las agresiones ideadas por Rafo León revisen la Ley N° 30364, pues de su lectura caerán en cuenta que las columnas del alter ego del periodista no hacen más que incentivar la violencia de género y ello es inaceptable.
Queda claro que para los amigos del periodista este no es un agresor de mujeres, sino un incomprendido y fino humorista con toques de machista que ha imaginado que en la sociedad de hoy predominan los criterios de la GCU de la “China Tudela”. ¡Ya pues!
Si te solidarizaste con Lorena Álvarez o Micaela de Osma, también indígnate por estos ataques. No hay que ser hipócrita.
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