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[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Del cruel que apela a la misericordia...”
“Es curioso observar al implacable y desalmado Gorriti apelar evidentemente a la falacia ad misericordiam cuando él precisamente nunca mostró piedad alguna hacia los que tan intensamente odiaba...”.
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Es curioso observar al implacable y desalmado Gorriti apelar evidentemente a la falacia ad misericordiam (que consiste en apelar a la manipulación de sentimientos compasivos para sostener una posición) cuando él precisamente nunca mostró piedad alguna hacia los que tan intensamente odiaba, porque ese parodia de “entrevista”, tan palmariamente armada con su compinche RMP, claramente busca conmover corazones al verle allí hecho un ancianito disminuido y con ese gorrito, maltratado por la malvada “ultraderecha”. Este señor jamás tuvo clemencia alguna con un Fujimori anciano y de salud endeble, ni tampoco magnanimidad con un Alan que se suicidó, desmoralizado y deprimido, tras la emboscada que él le armó con sus fiscales. Y hay varios ejemplos más de esos, porque poca gente ha aborrecido tanto a sus prójimos como Gorriti, con una abominación bíblica. ¿Lo alcanzó el karma acaso? Confieso que me es algo difícil sentir misericordia por quien jamás la tuvo con sus semejantes (que sí la tengo espontáneamente por el sufrimiento de su esposa, que es una dama de primera).
Tampoco es que una lamentable enfermedad borre las barbaridades que Gorriti cometió en el Ministerio Público, ni la inquina feroz que tan profundamente ha sabido sembrar entre peruanos.
Además, aún enfermo —y victimizándose así tan extremadamente— persiste con su argumento eterno de odio, porque trata de movilizar este sentimiento hacia sus críticos para mañosamente defenderse y escamotear sus evidentes responsabilidades en lugar de asumirlas gallardamente. Lo hubiera respetado mucho más si hubiera dicho: “Efectivamente, sí hice todo eso con esos fiscales porque consideré que era la única manera de conseguir justicia en el Perú. Lo admito, no creo haberme equivocado y me atengo a las consecuencias”.
Como el Perú es como es, seguramente algún desatinado le erigirá un monumento, tal como sucedió con ese otro gran odiador tóxico que fue Javier Diez Canseco, dueño de una malvada crueldad similar a la de Gorriti.
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