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[OPINIÓN] César Luna Victoria: Guerra de papel
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La guerra entre Rusia y Ucrania es un conflicto militar focalizado. Sin embargo, las sanciones económicas contra Rusia tendrán consecuencias a largo plazo para todos. Así que estamos en la tercera guerra mundial o en la primera guerra económica, al escoger. Sin embargo, los efectos económicos no son novedad, porque usualmente las guerras vienen con embargos y bloqueos comerciales. Entonces, ¿qué hay de nuevo? Ocurre que se ha dinamitado la confianza en el dinero y eso hará que las transacciones financieras evolucionen hacia dimensiones no imaginadas.
Vale recordar que el dinero nació teniendo un valor en sí mismo, el del oro, la plata o del mineral con que estuviese hecha la moneda. Durante el siglo VII d.c, por la explosión del comercio de la seda en China, las pesadas bolsas de monedas se depositaban en casas de renombre. A cambio se emitían unos certificados para recuperarlas. Esos certificados se empezaron a utilizar en las transacciones comerciales como un sustituto. Fíjense que, aunque los certificados representaban a las monedas, su valor no eran las monedas mismas, sino la seguridad de que el depositario las devolviese. La práctica salta a Europa en el siglo XVII, cuando la replican los banqueros flamencos. Luego, los Estados se reservaron el monopolio de emitir papel moneda, pero siempre con un respaldo material en oro, lo que se llamó el “patrón oro”. Bajo este sistema, en teoría, cualquiera podía pedir a su Banco Central que cambiase su moneda local por la reserva en oro que le correspondía.
En el siglo XX, al final de la Primera Guerra Mundial, varios países agotan sus reservas y deciden, en los Acuerdos de Brenton Woods, tomar como valor de referencia el dólar americano, que seguía teniendo su respaldo en oro. Pero vino la guerra de Vietnam y el inmenso gasto militar también desordenó a Estados Unidos, que decide, unilateralmente, emitir moneda esta vez sin respaldo. Desde entonces, el papel moneda ya no tiene respaldo material, vale lo que las personas le atribuyen en sus transacciones financieras. Es, entonces, un valor fiduciario, esto es, un valor basado principalmente en la confianza. En este nuevo esquema, los Bancos Centrales diluyen riesgos y emiten moneda respaldados en una canasta de reservas internacionales, compuesta por el dólar, el euro, el yuan y algo de oro.
Hasta que llegamos a esta guerra. Como parte de las sanciones, para restarle capacidad financiera, se han congelado las reservas que Rusia tiene en los bancos americanos y europeos. Pero el detalle sutil es que quien decide embargar el dinero es el mismo que se ha obligado a devolverlo. Hasta ahora, el dinero no tenía color, valía lo mismo sin importar quién lo tuviera y debía ser, por fiducia, neutral. Esa neutralidad se ha roto, porque el dinero se ha convertido en una arma de guerra. La confianza en el fiduciario se desvanece. En el corto plazo será difícil sustituir a dólares y euros de las canastas de reservas porque están muy extendidas. No obstante, al perder neutralidad, el mercado las irá sustituyendo. La pregunta es con qué, ¿con criptomonedas? Se nos viene un nuevo orden monetario y, tras él, un nuevo orden económico.
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