[OPINIÓN] Ed Málaga: “Mesa Directiva: autoprofecías cumplidas”

Este 26 de julio, el Congreso de la República elegirá una nueva Mesa Directiva. Un evento de gran interés para quienes siguen de cerca la política, pero que pasa desapercibido para la mayoría de peruanos. Si el Congreso goza de tan poca aprobación ciudadana ¿por qué debería importarnos? Pues justamente porque es una excelente oportunidad para rescatar la imagen de esta institución fundamental para la democracia, como lo demostró el pasado 7 de diciembre ante el golpe de Estado de Pedro Castillo.

Paradójicamente, en nuestro sufrido país las posibles candidaturas a los cargos de presidente y vicepresidentes generan una suerte de histeria colectiva entre periodistas y opinólogos, que ya se aprestan a contar votos en medio de especulaciones afiebradas, intrigas desmedidas y escenarios catastróficos. Se habla de una alianza fujicerronista, de una sospechosa voluntad de la derecha de cederle a la izquierda un cupo en la Mesa a cambio de votos, y de un siniestro plan de la izquierda de aprovechar esta oportunidad para gestar una nueva vacancia que les devuelva el poder perdido a manos de Castillo.

Ciertamente, nada sorprende ya de nuestra clase política decadente y nuestros medios tremendistas. Sin embargo, se pierden de vista importantes temas de fondo, como la necesidad de tener una Mesa Directiva que priorice una agenda legislativa razonable, con Plenos ordinarios y temáticos que sesionen de manera ordenada y eficiente, sin proyectos de ley ingresados a última hora y votados de madrugada; que demuestre liderazgo ante el país y apertura ante los medios; que ejerza un control político firme, pero constructivo al Ejecutivo, sin blindar y más bien sancionando ejemplarmente a congresistas transgresores; que administre sus recursos de manera responsable y transparente; que apueste por la meritocracia y no reparta comisiones ni cargos institucionales por cuoteo político partidario.