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[OPINIÓN] Gabriel Ortiz de Zevallos: Alergia al caviar, pero tolerancia al choro y la concha
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Mochar sueldos implica un robo a un trabajador, si es sueldo, o al Estado, si son viáticos. Cobrar para que se prioricen ciertas obras públicas designadas a dedo en gobiernos locales o regionales es robarle al Estado (a todos). Construir dos pisos más allá de lo que permite la norma es apropiarte ilícitamente de la vista de tus vecinos, quitándoles valor a sus propiedades. Desde que se eligió este Congreso, hemos padecido denuncia tras denuncia de este tipo en el Congreso. En cada caso, los aludidos y sus defensores arguyeron la presunción de inocencia y el debido proceso. Dejaron que un congresista acusado de violación por una trabajadora se ampare en la inmunidad parlamentaria, aplicable solo a la función parlamentaria.
La evidencia muestra abundancia de ciertos moluscos entre nuestros parlamentarios. Tienen su propio fenómeno Los Niños, que parece haber afectado a varios grupos y que no tiene efectos sobre el clima, sino sobre sus efectos en los rostros: no sudan ni se ruborizan frente a acusaciones que achicharrarían a cualquier mortal.
El tema de fondo es que nombrar y cesar jueces y fiscales es algo extremadamente importante y que no tiene fórmula mágica. Hoy nos asquea acordarnos del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), por los audios que pudimos escuchar. Nos olvidamos que la composición del CNM (incluía a colegios profesionales de abogados y otras profesiones), se incluyó para salir de otro sistema fallido que había generado dependencia política y corrupción: la ratificación por el Senado. Los jueces supremos le debían su puesto a la componenda política. Por eso se creó el CNM, que fue luego prostituido por los mismos males.
El trabajo de la JNJ, como cualquiera, debe ser vigilado, pero lo que se está cocinando en el Congreso huele mal. El Congreso puede acusar y destituir, pero no debe, a menos que haya una falta grave evidente para todos y un debido proceso. Y la JNJ debe responder por su trabajo, pero esto más parece una emboscada.
¿Qué une a las fuerzas que hoy atacan a la JNJ? Denuncias y alergia al caviar. Según ha trascendido en prensa, hay más de 80 congresistas con carpetas abiertas o investigaciones en fiscalía, además de varios líderes de agrupaciones políticas ya con procesos judiciales. Caviar se le decía a quién tenía posiciones de izquierda y nivel de vida acomodado, pero su uso es cada vez más laxo. Yo soy liberal, desconfío del Estado porque muchas veces se usa para beneficio propio o de grupo. Reconozco que es indispensable, pero creo que hay que tenerlo a raya para que no abuse. Creo que el mercado y el crecimiento económico, más un Estado eficiente, acotado y vigilado, es indispensable para superar la pobreza y cerrar brechas, y que un país sí le debe ofrecer a cualquiera la oportunidad de progresar, dentro de la ley. Tengo amigos izquierdistas, caviares o no, con los que discrepo o coincido, pero con buena fe y honestidad.
En mi opinión, el enemigo real es lo que llamo Pendejerú: los que arropan en distintos discursos, sus ganas de sacar provecho del poder y del Estado. Con pendejeruanos ni a la esquina.
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