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[Opinión] Gonzalo Elías: “Adicciones 2″
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Hace unos días escribí sobre las adicciones y he quedado sorprendido con la cantidad de gente que se ha identificado con este tema, de todo nivel socioeconómico.
El mundo moderno promueve las adicciones en varios sentidos. Es difícil ser madre o padre en estos días con tantas crisis a la vez. Por ende, también es difícil ser niño, niña o adolescente. Hay guerras, escasez, violencia, crisis política, económica y de salud mental. La familia está en crisis y esto trae hostilidad y ausencia.
Todos los adultos alguna vez fueron niños y no hay nadie que no tenga en su historia algo de dolor o trauma. Creemos que las adicciones, en cualquiera de sus versiones (y no necesariamente visibles), son siempre un intento por eliminar o reducir el dolor, son analgésicos. De nuevo, la pregunta que hay que hacer siempre a alguien que tiene un vicio o adicción es ¿por qué el dolor? Y siempre encontraremos una historia donde hay sufrimiento o trauma detrás.
Y hemos dicho también que la única manera de encontrar sentido y hacer del sufrimiento intolerable un sufrimiento tolerable es con la ayuda de los demás. Aprender a convivir con el dolor, ya sea buscando analgésicos que no sean peor que la enfermedad o recurriendo a los múltiples recursos terapéuticos que la vida ofrece. No hay manera de hacerla sin intencionalidad y apoyo, porque el mundo cada vez es más duro y, además de causar adicciones, te ofrece salidas evasivas cuando ya las tienes, generando más dolor. El mundo nos ofrece por todas partes escapar del dolor, el alivio instantáneo, la satisfacción rápida. En otras palabras, vivimos en una sociedad basada en la evasión y en no darle apoyo a la gente para estar consigo misma. Estamos hablando de una cultura que promueve las adicciones, pero que a la vez te abandona ante ellas.
No hay manera de evitar que la tierra acumule tensión, las placas tectónicas se van cargando y lo saludable es que cada cierto tiempo hayan temblorcitos, porque si no viene el terremoto. Igual pasa con nosotros. La digestión existe y la mente es como un estómago que día a día tiene que procesar elementos que son tóxicos, ácidos, descompuestos, que necesita elaborar y evacuar.
Ciertamente hay chatarra mental que podemos evitar y no consumir. Pero ante las heridas que ya están ahí solo tenemos dos opciones: evadirlas y refugiarnos en las adicciones o enfrentarlas con el apoyo de los demás y aprender a convivir con el dolor.
Existe también la terapia, la psicofarmacología, el trabajo, el deporte y el trabajo espiritual.
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