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[Opinión] Javier Alonso de Belaunde: “Vivir en Perú desgasta el alma”
Con esas palabras se lamentaba hace pocos días en Twitter un padre de familia. Llevó a su hija de cerca de 3 años a la escuela para inscribirla y les dijeron que no tenían cupo. Como se comprobó luego, esto no era cierto. Los encargados les negaron la inscripción asumiendo que la niña tenía la nacionalidad del padre: venezolana.
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Con esas palabras se lamentaba hace pocos días en Twitter un padre de familia. Llevó a su hija de cerca de 3 años a la escuela para inscribirla y les dijeron que no tenían cupo. Como se comprobó luego, esto no era cierto. Los encargados les negaron la inscripción asumiendo que la niña tenía la nacionalidad del padre: venezolana.
Historias cotidianas de maltrato como esta, o más graves, acompañan a los venezolanos en nuestro país. ¿Qué lleva a un pueblo como el peruano, que en más de un periodo se ha visto forzado a migrar masivamente interna y externamente, a adoptar actitudes discriminatorias frente a la inmigración? Un estudio reciente propone parte de la respuesta.
En “La percepción pública respecto a las personas venezolanas en el espejo de los medios de comunicación en el Perú”, el Idehpucp concluye que el rechazo y miedo hacia esta población vienen animados por la cobertura periodística. El estudio se vale de un interesante cruce entre encuestas de opinión y el análisis del contenido de diarios y canales de televisión representativos, para mostrar el efecto que tiene que día a día las noticias asocien a los migrantes con estereotipos negativos: la consolidación de un clima xenófobo.
El tema principal en el que aparecen los venezolanos en las notas es la delincuencia (70% en televisión y 80% en diarios populares). Esto propicia que se les atribuya tener gran responsabilidad en el aumento de la inseguridad ciudadana. Una conclusión que no guarda relación real con las cifras de criminalidad ni con el número de venezolanos que viven en el país, pero sí con la distorsión mediática.
El estudio llama a tener presente, y no solo en campaña electoral, que esta población vulnerable nos acompaña por haberse visto forzada a buscar refugio ante la calamidad económica y autoritaria del régimen de Maduro (bajo investigación formal de crímenes de lesa humanidad por el fiscal de la Corte Penal Internacional). Una opción que, con un poco de empatía, es fácil comprender que sería la propia. Hora, pues, de que los medios eviten ángulos estigmatizadores, fomenten la integración y no el maltrato. Nunca es tarde para recordar que nuestra Constitución prohíbe todo tipo de discriminación.
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