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[Opinión] Joaquín Rey: “Sin razón para el pánico”
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En días recientes se han escuchado ciertas voces de alarma por la caída en la rentabilidad de los fondos de AFP. En efecto, como está sucediendo con casi todas las alternativas de inversión en el Perú y el mundo, este viene siendo un año poco auspicioso para el rendimiento del ahorro previsional. Ahora bien, ¿estamos ante un escenario de real gravedad que amerite preocupación? Para responder a esta pregunta y analizar el desempeño de nuestro fondo de jubilación –o de cualquier modalidad de ahorro–, es fundamental entender su naturaleza. Y es que no es lo mismo destinar nuestros ahorros a una cuenta corriente, a una acción o una AFP.
Existen dos elementos fundamentales cuando evaluamos una alternativa de ahorro: su nivel de riesgo y su horizonte de inversión. A mayor riesgo, debemos esperar una mayor volatilidad, pero también una mejor rentabilidad, y a mayor horizonte, debemos esperar que los frutos positivos se vean en el largo plazo, y no día a día.
Así, por ejemplo, una cuenta corriente nos expone a un nivel de riesgo muy bajo y nos permite disponer del efectivo cuando queramos. No obstante, los intereses generados son muy pequeños. Por su parte, en el caso de una AFP, el nivel de riesgo será en general más elevado y el horizonte de inversión bastante más amplio (hasta que lleguemos a los 65 años), pero la rentabilidad será sustancialmente mayor en el largo plazo.
Así, las caídas de corto plazo en nuestro fondo de AFP no deberían ser fuente de preocupación. De hecho, no tiene sentido medir el desempeño de nuestro fondo semana a semana o mes a mes. Dada su naturaleza, la rentabilidad de estos fondos debe medirse con horizontes de 5, 10, 15 o 20 años. Al hacer este ejercicio notaremos que la rentabilidad que ha ofrecido el sistema privado de pensiones en el Perú ha sido la más alta del mercado por lejos. En sus casi tres décadas de existencia, el rendimiento anual promedio ha sido superior al 10%.
No es la primera vez que se observan caídas como la que vemos hoy. Por ejemplo, entre enero y octubre de 2008 –en el contexto de la crisis financiera internacional– los fondos cayeron en 25%, pero al año siguiente tuvieron un crecimiento del 37%. Más recientemente, al inicio de la pandemia entre enero y marzo de 2020, los fondos registraron una caída de 16%, pero entre abril y diciembre lograron un rebote de casi 40%. El mismo patrón se repetirá en el contexto actual.
Es oportuno notar también que la caída en los fondos previsionales no es un fenómeno aislado ni es el más dramático de los mercados financieros. En el contexto mundial de elevadas tasas de inflación, guerra en Ucrania e interrupciones en las cadenas de suministro globales, prácticamente todos los instrumentos financieros registran pérdidas. De hecho, en lo que va del año, el índice general de la Bolsa de Valores de Lima acumula una caída de 7.5%, y los fondos mutuos una reducción de 12.2%, ambas más pronunciadas que la baja en los fondos de AFP. Aunque también en estos casos se puede esperar una rápida recuperación.
Lejos de generar preocupaciones infundadas entre los afiliados, es fundamental que los medios y entidades especializadas trabajen para elevar los niveles de educación financiera en nuestro país, y así generar conciencia sobre la naturaleza y características de los diferentes instrumentos de inversión. Esto permitirá evitar pánicos innecesarios y promoverá la toma de decisiones financieras más informadas entre los peruanos.
* El autor es asesor externo de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones
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