(OPINIÓN) José Luis Gil: Las batallas por la educación

Ya el ministro de Educación, Óscar Becerra, dijo que “la brecha en infraestructura es de más de S/152 mil millones y que, con el actual ritmo de inversión, le tomaría al país unos 10 años para tener colegios bien equipados y con servicios básicos” (RPP). Por otro lado, Fernando Gonzales, del Instituto Peruano de Economía (IPE), sostiene que en 2022 “no se gastaron S/3 mil millones” y “quienes gastaron menos fueron los gobiernos subnacionales”. Una constante es la poca capacidad técnica para sustentar proyectos de infraestructura educativa.

Para colmo de males, la Fenatep, nacida de las entrañas de Sendero Luminoso (con ayuda de operadores funcionales como Iber Maraví y Pedro Castillo), ha anunciado el inicio de la “huelga de maestros” para la primera semana de marzo. Claramente, esta “huelga” no tiene motivación reivindicativa, sino, es parte de la plataforma de los radicales para pedir la renuncia de la presidenta Boluarte y reclamar una nueva Constitución. El uso perverso de una “huelga” para sustraer a los alumnos del legítimo derecho a la educación es la muestra de la vesania de quienes quieren imponernos un sistema socialista a como dé lugar.

La presidenta Boluarte ha dicho a la Fenatep: “No pueden boicotear el inicio de clases”. Le hacemos recordar a la presidenta lo que dijo Alfredo Bragayrac, cabecilla del Movadef y abogado del extinto terrorista Abimael Guzmán: “La escuela, la universidad, son centros de ideologización. A ustedes, desde el colegio y la universidad, les dan ideología para la perpetuación del sistema… No hay educación al margen de las ideologías. O le dan la ideología burguesa o le dan la proletaria”. (Revista Qué Hacer Set. 2012). A la Fenatep no le interesa lo que llaman la “educación burguesa”. Estamos avisados.

Padres de familia y Gobierno, en alianza estratégica, deben tener capacidad de reacción en cuanto se inicie el sabotaje a la educación. Sugerimos que una vez iniciada la “huelga” de los radicales, se nombre inmediatamente nuevos maestros, que pueden ser, incluso, profesionales y miembros de las FF.AA. y la PNP graduados en educación, y cumplan con esta misión de emergencia en defensa de los derechos de nuestros hijos, que son 1,100 horas lectivas al año para primaria y 1,200 horas para secundaria. Así, no vencerá la ignorancia ni la violencia, sino la sensatez y las ganas de hacer de este un mejor país. ¡Sí se puede!