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[Opinión] Marisol Pérez Tello: Vámonos todos
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Algunas veces, las salidas no están en la norma, no se imponen a gritos ni atacando o destruyendo.
La polarización y el predominio de discursos extremos y excluyentes es la regla; el intento de imponer la voluntad no permite ni diálogo ni consenso.
¿Qué hacemos?, cómo encontramos puntos en común entre quienes pidieron vacancia el 7 de junio por no aceptar resultados, por miedo o porque nada bueno podía hacer un hombre y un partido sin escrúpulos, y quienes hoy entienden que no da más.
¿Qué hacemos? cuando crecimos como nadie en la región, pero fuimos testigos de una primera ola del COVID que reveló incapacidad y corrupción vinculada a servicios inexistentes y generó más desconfianza.
¿Qué hacemos? cuando se percibe a los partidos políticos como grupos de interés que desatienden o no perciben las necesidades de la gente, el abuso, la injusticia, ignorando a los extremos más débiles (jubilados y niños), generalizando y abandonando a quienes nos cuidan, sanan y forman: PNP, FF.AA., profesores, personal de salud.
Son tantas las cosas que pasan cada día que olvidamos la del día anterior y el Ejecutivo no reacciona. Hoy solo queda que se vayan. El Legislativo, entre tanto, cuestionado por votos o silencios que ofenden, retrocede en lo andado, pactan bajo la mesa, hacen treguas en vez de buscar salidas sostenibles.
La respuesta no está en la ley, su interpretación tendrá un sesgo ideológico, el limbo se resolverá con votos, pero sin legitimidad.
Solo queda irnos todos. Si somos capaces de algo así, llegará una nueva generación que podrá construir sin repetir errores. Mientras eso sucede, tendremos que sacar lo mejor de nosotros y de los otros y buscar en el diálogo y el encuentro alternativas. Reconstruir y consolidar institucionalidad, cerrar las brechas de infraestructura con impacto en trabajo y reactivación económica.
Los buenos políticos tendrán una oportunidad si así lo decide la población, a la que hay que respetar y escuchar. Basta ya de fomentar enfrentamiento, odio y destrucción.
Vámonos todos. A veces la autoridad solo se consigue con la renuncia, reconociendo la cuota de responsabilidad.
Si queremos que las calles se llenen de ciudadanos soportando a la democracia, vámonos todos y volvamos a empezar. ¿Cuál es el miedo?
Pasaron 200 años de una democracia poco fértil y una corrupción viral. Toca reiniciar, vamos a pensarlo, pero no en primera persona. Respeto, sacrificio, compromiso, trabajo, unidad, nosotros, juntos, esperanza… esa, para mí, es la salida.
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