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[Opinión] Mauricio Aguirre: Separación de cuerpos
Pedro Castillo y Vladimir Cerrón se han separado. Lo que empezó como un matrimonio por conveniencia, ha terminado con el portero botando al inquilino. Solo falta saber si la ruptura incluye cambio de cerradura para que no haya regreso al nido conyugal.
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Pedro Castillo y Vladimir Cerrón se han separado. Lo que empezó como un matrimonio por conveniencia, ha terminado con el portero botando al inquilino. Solo falta saber si la ruptura incluye cambio de cerradura para que no haya regreso al nido conyugal.
A pesar de ser el desalojado, en este nuevo escenario, Castillo parece haber movido mejor sus piezas. Una partida de ajedrez que empezó con su candidatura presidencial, pasó por entregar una importante cuota de poder a Cerrón al aceptar a Bellido en el premierato, y que terminó con el líder de Perú Libre lejos del poder con un solo ministro en el gabinete, y que ahora parece más bien un inquilino precario a punto de ser lanzado a la calle.
Castillo se ha deshecho de Cerrón, pero falta ver a qué costo y cuáles van a ser las consecuencias para el presidente de lo que aparece como una arriesgada movida política. Esto en un escenario en el que el descontento por la crisis económica, los procesos por corrupción y las acusaciones en el Congreso colocan al presidente en una situación de fragilidad extrema.
Algunos creen que el destino de Castillo ya está marcado y camina inexorablemente a una vacancia o una destitución en el corto plazo, sobre todo ahora que rompió con Perú Libre y que se lograron 78 votos a favor de la censura al ministro del Interior. A pesar de ciertos entusiasmos, la verdad es que al momento de decidir por una salida del presidente, las matemáticas legislativas se vuelven más complejas.
Además, a la luz de sus propias declaraciones, al menos por ahora parece que el cálculo político de Cerrón no pasa necesariamente por sacar a Castillo de Palacio.
Tampoco hay que perder de vista que Castillo prepara un golpe de timón para 28 de julio. Se habla de un gabinete más centrista, técnico y con muchas reminiscencias a lo que fue el gobierno de Ollanta Humala, en busca de calmar la tormenta que hoy lo tiene con el agua hasta el cuello.
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