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[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Violencia y desaceleración”
"La toma de aeropuertos, incendio de oficinas públicas, destrucción de propiedad privada, saqueos y otros desbordes no tiene nada que ver con el legítimo derecho a la protesta que asiste a todo ciudadano".
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Resulta cada vez más evidente que los desmanes violentos de las últimas semanas no se han dado por generación espontánea, sino que responden a una lógica perversa cuyo propósito último es imponer una agenda de demandas reñidas con nuestro ordenamiento democrático.
La toma de aeropuertos, incendio de oficinas públicas, destrucción de propiedad privada, saqueos y otros desbordes no tiene nada que ver con el legítimo derecho a la protesta que asiste a todo ciudadano para expresar libremente sus opiniones y preferencias. En ello debemos ser muy claros.
Por el contrario, estamos frente a actos que buscan erosionar nuestro precario ordenamiento institucional, sembrar el caos y ahondar los enfrentamientos, con las lamentables pérdidas de vidas que ya conocemos.
Distintos reportes dan cuenta de las coordinaciones que tras bambalinas han venido desarrollando aquellos que alientan la violencia, y el financiamiento proveniente de la minería ilegal y otros intereses oscuros.
Por lo demás, los efectos económicos de los bloqueos y la afectación de infraestructura penalizan especialmente a los más pobres, aquellos cuyos ingresos aún no se recuperan de la pandemia. Así, a los impactos destructivos de la inflación en curso (la mayor en 24 años) hay que agregar ahora la secuela de pérdidas directamente vinculadas a las paralizaciones.
Nuestra economía, que ya estaba golpeada por el legado de la improvisación castillista, se viene ralentizando como consecuencia de la inestabilidad y la exacerbación del conflicto. Las proyecciones más optimistas dan cuenta de un crecimiento de apenas 2% este año, que podría ser menor de mantenerse la actual coyuntura. Además, la sequía y falta de fertilizantes ya se están traduciendo en una menor producción agropecuaria, situación que golpeará con especial virulencia el sur del país.
De allí, la enorme importancia de que el Estado obre con inteligencia para desarticular la actuación de los azuzadores responsables de los desbordes violentos. Por lo que comentan las propias autoridades, buena parte de esas redes ya habría sido plenamente identificada. En el frente económico, la iniciativa lanzada por el MEF (Con Punche Perú) resulta vital para revertir la desaceleración y retomar la senda del crecimiento.
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