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[Opinión] Pablo Vilcachagua: Julius en el cine
Columna de Pablo Vilcachagua
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Siempre es una buena noticia tener una cinta peruana en cartelera. Y la noticia es doblemente buena al saber que se trata de la adaptación de una novela peruana: Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique, una de las obras más celebradas de los últimos años.
Julius es un niño de la clase alta limeña que vive en la Lima de los años 50. Su familia es extremadamente rica, pero a la vez discriminatoria y racista. El pequeño irá poco a poco descubriendo estas injusticias en un proceso donde también perderá la inocencia.
Las comparaciones entre el libro y la cinta de Rossana Díaz Costa son imposibles de dejar de hacer. Sin embargo, partiendo de la difícil empresa que resulta adaptar y trasladar una de las obras cumbre de la literatura peruana a tan solo dos horas, tenemos que el trabajo que hace Díaz es encomiable, aunque en un balance más exhaustivo, irregular. Son pocos los largometrajes que logran mantener el espíritu de la obra en su totalidad.
La cinta divide en tres partes la historia de Julius, interpretado en distintas edades por Rodrigo Barba y Augusto Linares. Ambos actores otorgan matices propios a sus papeles en momentos concretos, generando un sentimiento de ternura e inocencia. Por lo demás, se pone en evidencia la dificultad que tuvo la directora por sostener la cinta con Julius en casi todas las escenas. El punto más logrado es la relación del niño con Vilma, interpretado por Mayella Lloclla. Su actuación es la más destacada. Y si bien, a diferencia del libro, en la cinta solo se explora parte de su ser, logra su cometido. Empatizamos con ella. Lloclla hace uso de su gran capacidad actoral para retratar un vínculo maternal con el pequeño. El alejamiento entre ambos es quizás el mensaje más fuerte de injusticia.
El reparto lo completan Fiorella De Ferrari (Susan), el español Nacho Fresneda (Juan Lucas), Pamela Saco (Cinthia), entre otros. El propio Bryce Echenique hace un cameo.
Por otro lado, una voz en off guía la película. Sin embargo, su aporte entra en discusión. Hay escenas logradas que hablan por sí solas y no necesitan que alguien describa detalles. Asimismo, los escenarios buscan retratar la Lima de los 50. La gran casa de Julius sirve para sus fines, al igual que el cuarto del pequeño, donde se dan prioridad a los detalles, tal como en la obra de Bryce. No obstante, resaltan las carencias para lograr otros ambientes, como el aeropuerto o las fiestas.
Un mundo para Julius es una película respetable y un sincero homenaje a Bryce (no serán pocos los que a salir del cine quieran adentrarse en su libro o volver a él). Como mencionamos al principio, la labor de Rossana Díaz Costa ha sido encomiable y más allá de las falencias, es una cinta que le hacen mucho bien al cine peruano.
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