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[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti: La Praga de Kafka
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La Praga en la que Franz Kafka nació perteneció al Imperio Austro-Húngaro. La mayoría de sus edificios emblemáticos y los tranvías ya estaban allí cuando esto ocurrió. Kafka vivió en diversas casas alrededor del casco histórico de la ciudad. Sus padres eran Askenazis, población que vivía en el gueto judío de la ciudad (barrio hoy conocido como Josefov). Las dificultades económicas que marcaron la infancia del escritor eran comunes para aquella población que apenas había adoptado el alemán.
Cuando Kafka nació, las ideas antisemitas, aunque todavía no concretadas en el nazismo, eran debatidas en los ámbitos académicos y en ciertos sectores de la sociedad. Era común el florecimiento de actos de odio en contra de aquella población que no terminaba de ser completamente local (irónico para una Chequia que es un crisol de razas). El padre, Hermann Kafka, como consta en Carta al padre, era un hombre opresor, dominante y violento que rechazó, desde un primer momento, la vocación literaria de su hijo Franz. Incluso, cuando el escritor muere, manda a colocar en la tumba de su hijo “Dr. Kafka”. La negación del talento del hijo fue una constante dentro de la familia.
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Esta historia se encuentra expuesta en el Franz Kafka Museum, de la ciudad. Kafka tuvo una educación sólida en alemán, la identidad checa aún se encontraba en formación (el reino de Bohemia había pasado por diversas manos: los españoles, los germanos, los austrohúngaros). Luego estudió derecho y se convirtió en un burócrata eficiente que ayudó en la redacción de diversas leyes. No es una sorpresa que esto haya sido el principal insumo para escribir El proceso, un hombre perdido y encerrado en un juicio infinito cuya causa desconoce, situación kafkiana por excelencia. En el barrio judío de Praga existe una estatua de Kafka en la que se ve al autor montado encima de una silueta de traje vacío. Algunos interpretan aquello como el autor montado encima del aparato burocrático, sin rostro. Otros piensan que la estatua representa al padre opresor y violento.
El autor de Metamorfosis tuvo una vida sexual complicada, desde pequeño visitó prostíbulos y estuvo interesado en la pornografía, lo que se destaca en algunos pasajes de sus Diarios. A pesar de sus idas y vueltas, tuvo algunas relaciones marcadas: Felice Bauer, Grete Bloch, Milena Jesenská, Dora Diamant. Grete y Milena murieron después en los campos de concentración nazi. Dora logró escapar a Inglaterra y Felice escapó a los Estados Unidos. Las tres hermanas del autor, Gabriele, Valerie y Ottilie murieron también en manos de los nazis. Si Kafka no hubiera muerto de tuberculosis en 1924, posiblemente hubiera corrido la misma suerte porque Praga fue invadida sorpresivamente por el ejército de Hitler antes de la invasión de Polonia. La obra de Kafka recién fue publicada después de su muerte, en contra de su voluntad.
República Checa, sufrió la ocupación nazi desde inicio de la Segunda Guerra Mundial. Después, cuando esta acabó, pasó a las manos opresivas de los soviéticos cerca de cincuenta años. Recordada es la Primavera de Praga, cuando el intento de apertura y occidentalización de la soviética checa terminó con la invasión militar por parte de la URSS (nada parecido con el conflicto Rusia-Ucrania, por cierto). Praga, por aquel entonces, tenía una estatua gigante de Stalin, uno de los asesinos más grande de la historia, frente a la ciudad. El monumento fue destruido con regocijo en 1962 con el uso de 800 Kg de explosivos.
Hoy Praga es una ciudad boyante y un centro turístico de Europa. Kafka (aunque no sé si esto le hubiera gustado al autor) es uno de los principales atractivos de la ciudad. Es común encontrar placas en las casas donde vivió, estatuas de él (algunas muy curiosas como su cabeza giratoria del artista David Cerný) así como el museo y su tumba. No hay guía turístico que no mencione a Kafka en alguno de sus recorridos ¿Algún día los peruanos tendremos algo así con Cesar Vallejo?
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