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[OPINIÓN] Richard Arce: “Amuruz y la fiesta sangrienta”
“Las faltas éticas son evidentes y deberían abrirse los procesos de oficio. Pero olvídense, este Congreso desprestigiado no lo va a hacer...”.
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El affaire de la congresista y vicepresidenta del Parlamento, Rosselli Amuruz, trasciende al ámbito de la farándula. Se ha convertido en una noticia policial por el crimen que aconteció en el cumpleaños de su ocasional pareja —por la negación de la relación evidente que llevan—, la fiesta terminó en sangre y actos delictuosos con fuga del país incluida.
Lo de su pareja y vida personal nos importa un comino, pasa a un segundo plano. Aquí la controversia política viene por el aprovechamiento del cargo de congresista, que tendría la agravante por su condición de miembro de la Mesa Directiva, que le da mayores prerrogativas como la de contratar a su “cuñada” Alejandra García, quien trabaja en el Área de Calidad Parlamentaria, oficina adscrita al despacho de la 3.° vicepresidencia, con lo cual se estaría configurando el delito de nepotismo y evidenciaría la falta ética de Amuruz, como mínimo.
Pero ahí no queda el escándalo. El Centro Líber acaba de desbaratar sus mentiras sobre la relación de pareja que tiene con el excongresista Paul García, puesto que revisando su movimiento migratorio tienen varios viajes que incluyen El Caribe; las salidas del país de ambos coinciden en fechas y horas. El delito que habría cometido Amuruz es aprovechamiento de su cargo al haber recibido los pagos por Semana de Representación sin estar en la actividad, sino disfrutando en algún lugar paradisiaco con su pareja.
Podemos seguir enumerando los antecedentes que llegan inclusive hasta esta organización criminal del Callao, de la que formarían parte los hermanos Valdivia que asesinaron de un disparo de bala a Christian Enrique. Lo real es que se han desbaratado las mentiras de Amuruz, quien negaba conocer a los Valdivia e inclusive a la víctima, cuyo hermano trabaja en su despacho parlamentario.
Las faltas éticas son evidentes y deberían abrirse los procesos de oficio. Pero olvídense, este Congreso desprestigiado no lo va a hacer, tiene a su colega de bancada presidiendo la Comisión de Ética. Este desmadre nos muestra que tenemos congresistas sin escrúpulos que llegaron al poder solo para servirse.
Que Amuruz no tenga el tino de guardar el luto de su colega fallecido, siendo ambos parte de la Mesa Directiva es su problema. El cuestionamiento es por todas “las perlas” que tiene como antecedentes y su sinuosa labor parlamentaria que deja mucho que desear.
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