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[Opinión] Richard Arce: Héctor Béjar no es terrorista
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La renuncia de Héctor Béjar podría ser considerada el primer revés del gobierno del presidente Castillo, donde resaltó la controversia y el cuestionamiento en desmedro de las expectativas generadas, más aún con la designación del premier Bellido.
Algunas aclaraciones. Las expresiones de Béjar sobre Sendero Luminoso han sido desafortunadas, más aún si hace referencia a la Marina de Guerra, pese a que, en una entrevista posterior a su renuncia, él aclaró que el cuestionamiento fue a algunos oficiales de la Marina que habrían cometido atentados civiles, terrorismo de Estado.
Esta aclaración por parte de Héctor Béjar permite abrir el debate para hacer algunas precisiones muy importantes en nuestra sociedad, puesto que el problema del terrorismo y las acciones demenciales de Sendero Luminoso y el MRTA han abierto heridas profundas en nuestra sociedad, que todavía tienen pendientes con la justicia y la reconciliación nacional, como se precisa en las conclusiones de la Comisión de la Verdad.
Sin ningún afán de justificar la violencia, habría que entender en perspectiva histórica la gestación de las guerrillas en los albores de la segunda mitad del siglo pasado. En varios países de Latinoamérica, colectivos de jóvenes tomaron las armas frente a dictaduras criminales en Centroamérica, Chile, Argentina, Paraguay, etc. En nuestro país se vivía el proceso de reforma agraria frente al latifundismo que, inclusive, violentaba derechos humanos de los campesinos.
Las expresiones sobre la intervención de la CIA tienen sus razones en los documentos desclasificados por el propio gobierno americano, que irrumpieron en democracias como Guatemala con Árbenz, en Chile con Allende, y que también gestaron movimientos guerrilleros que recuperaron la democracia, como el Frente Farabundo Martí en El Salvador o el Frente Sandinista en Nicaragua, de los que hoy no queda nada. Paradójicamente, el líder Ortega, convertido en tirano.
Béjar NO es terrorista, fue un guerrillero, hay que hacer la diferencia clara y el desagravio público –me atrevo desde esta humilde columna– por todo lo que se ha dicho de él esta semana. Más allá de la posición crítica que se tiene con el Gobierno, no se puede denigrar a una persona, con reconocida trayectoria académica, que fue innecesariamente expuesta por este gobierno.
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