[OPINIÓN] Richard Arce: “Los ‘tamalitos’ de Luciana León”

Tan desprestigiado está el Congreso que ayer, en la sustentación de la defensa de la excongresista Luciana León, el principal argumento fue enrostrarles a los parlamentarios que con sus votos a favor de la acusación constitucional estarían condenándose a futuro porque después les podría tocar a ellos.

Luciana se atrevió, inclusive, a expresar que se está criminalizando la política con su caso y que eso será un terrible precedente para los congresistas actuales porque supuestamente, en el futuro, tendrán que afrontar procesos similares.

Si no se dieron cuenta nuestros “padres” de la patria, esta afirmación fue una afrenta directa contra ellos porque, en palabras sencillas, les estaba recordando sus andanzas a ‘Los Niños’ y ‘mochasueldos’ que tendrán que responder a la justicia pronto. Entiendo que la mayoría de congresistas está perdida en sus chanchullos y por eso se quedó callada y no protestó como corresponde.

La verdad, yo me sentí ofendido con semejante afirmación, porque Luciana parte de la premisa de que todos los congresistas son unos sinvergüenzas y tienen rabo de paja; en consecuencia, que estén preparados para afrontar acusaciones constitucionales y después responder a la justicia.

Habría que recordarle a Luciana que, por supuesto, una de las principales funciones de los congresistas es la representación parlamentaria, que se hace efectiva cuando se intercede con documentos y una serie de reuniones con las autoridades del Ejecutivo para conseguir la aprobación y el financiamiento de proyectos de inversión pública que requieren, sobre todo, las regiones que representa el congresista. Además, esta labor la hace el legislador en el marco de sus funciones y no recibe ningún beneficio material o pecuniario por ello.

Ahí radica la diferencia con las acciones vedadas de Luciana León, quien fue delatada por su propia asesora y el testimonio de chats donde traficaba con la organización criminal instalada en la Municipalidad de La Victoria a cambio de “tamalitos” —20 mil soles mensuales, según declaración de colaboradores eficaces—. Eso es delito.