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[OPINIÓN] Richard Arce: “Quiero laurearme, pero me encebollo”
“Que sigan con sus delirios de poder y supuesta grandeza, al final terminarán muchos congresistas en la cárcel o peor, en el ostracismo’'.
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Del desmadre que viene haciendo el Congreso con nuestro país, hay responsabilidad directa en todas las bancadas que lo conforman y que, por cierto, representan a los principales partidos políticos vigentes y que tendrán que responder a sus electores en las próximas elecciones. Desde Acuña hasta Keiko son responsables directos.
Estos actos de degradación del Parlamento son también de estricta responsabilidad de los congresistas, porque han sido cómplices con sus votos y encubrimientos a ‘Los Niños’, a los ‘mochasueldos’, a los cogoteros, a los tránsfugas y los traficantes que componen el Parlamento más desprestigiado de los últimos años.
En ese variopinto ambiente, el día de ayer, el Congreso no se dedicó a debatir la atención de los problemas trascendentales del país, como el desborde del dengue o los problemas de seguridad ciudadana que han colapsado por el incremento de la criminalidad en las calles. Nada de eso, al contrario, un grupo de parlamentarios liderado por el presidente Williams y un séquito de adlátares le rindieron homenaje a María del Carmen Alva, para develar su pintura al óleo en los pasillos del Congreso, donde se vanaglorian varios impresentables expresidentes de ese poder del Estado.
No es broma, e incluso lo han hecho con toda la solemnidad propia del boato al que se han acostumbrado, condecorándose con todas las medallas posibles, como muestra de su desprecio por todo los peruanos que están hartos del despilfarro y el comportamiento gansteril que ha caracterizado a varios congresistas que están embelesados por el poder.
Es curioso porque estas condecoraciones son selectivas, ni siquiera respetan la tradición, para que siquiera sea el pretexto de la ocasión y salir al frente de las críticas. Develar un óleo de un expresidente depende de quién está en el poder de la Mesa Directiva, que hace y deshace como se les viene en gana. Por ejemplo, para el expresidente Francisco Sagasti y Mirtha Vásquez no hay óleo, ni siquiera una foto o cualquier mención al periodo parlamentario en el que ejercieron constitucionalmente la presidencia del Congreso.
Que sigan con sus delirios de poder y supuesta grandeza, al final terminarán muchos congresistas en la cárcel o peor, en el ostracismo por los actos de ignominia y será la condena social la marca indeleble de sus miserias.
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