[OPINIÓN] Richard Arce: “Se tumbaron las elecciones primarias”

Una vez más el gobierno de Dina Boluarte avala los desmadres de este Congreso desprestigiado y que se ha dedicado a tumbarse la institucionalidad del país. En este caso con la promulgación de la modificación de la Ley 28094 sobre las organizaciones políticas y las elecciones primarias, que ha salido ayer publicada en El Peruano sin que el Gobierno la observe, mostrando complicidad en la maledicencia del Congreso.

Si algo habíamos avanzado en los últimos años para garantizar una mejor representación democrática en los procesos electorales era en la modificación de las elecciones primarias, que se habían convertido en un mero trámite que legitimaba el tráfico de candidaturas que se vendían al mejor postor por parte de los partidos políticos para lucrar.

Por eso no era de extrañar que tuviéramos en diversos periodos congresales a impresentables y hasta delincuentes de congresistas; porque si bien es cierto fueron elegidos “democráticamente”, la estrategia para su elección era muy sencilla: bastaba pagar una cuantiosa suma de dinero para que se ubiquen estratégicamente en la lista congresal y después, por el arrastre de las presidenciales y la perversidad de la “cifra repartidora”, tenían una curul ganada.

Por eso, después de intensos debates en minoría durante mi periodo parlamentario, y contra la oposición de una mayoría aplastante del fujimorismo y sus socios del APRA, logramos aprobar la nueva modalidad de elecciones primarias, las “PASO”, cuyo acrónimo hace referencia a unas elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias en la misma modalidad que ya existe en Argentina. Esta ley estuvo vigente desde 2019, pero nunca se aplicó por la perversidad de los Congresos instalados que posponían su aplicación.

Qué les va a importar a los partidos políticos —que para la Fiscalía son organizaciones criminales— que la elección de los candidatos a las listas congresales sea hecha por votación ciudadana, en las que todos podamos participar y elegir. Eso les malograría el negociado de compra de candidaturas y probablemente muchos de estos partidos no pasarían la valla y ni siquiera llegarían a la elección general, diferenciándose de esa manera los partidos organizados.

Nuevamente se atomizarán los votos con tantos partidos, y en segunda vuelta tendremos dos partidos con representación mínima, repitiendo la historia de la última elección presidencial; y ya saben cómo termina la historia.