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Florentino y la máquina del fútbol
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BOLA AL AIRE
Hay que ser muy obtuso para pensar que el Madrid salió triunfando sobre el “Guardiola system” en el reciente empate del Bernabéu, como insiste su prensa adicta, y a menudo asalariada, en los medios deportivos peninsulares e hispanohablantes. Disonancia cognitiva, le dicen.
Repito: un empate como local, en su propia cancha, ante casi 100,000 incondicionales del equipo blanco, demostraría el fracaso de lo que caricaturescamente suele motejarse como “fútbol de posesión”. Un concepto en realidad inaugurado por Rinus Michels con el Ajax y esa ‘naranja mecánica’, una máquina perfecta que asombró al mundo durante casi un lustro, después del Mundial de México 70 y que continuó desarrollando a través de futbolistas y mentes tan brillantes como las de Johan Cruyff y Josep Guardiola.
Ataque frontal
Ese mítico Ajax, recordemos, sometió durante tres o cuatro años a los grandes clubes de la Liga de Campeones de Europa, así como la selección de Holanda logró llegar a dos finales sucesivas del mundial de fútbol. El baile que le dieron a Argentina en el Mundial de 1974 fue directo a la historia de este deporte. Fútbol total.
Todo ello mientras tuvo a Johan Cruyff en la cancha, por supuesto. Como el Santos tuvo a Pelé para ganar tantas veces la Libertadores o la Intercontinental, el Benfica a Eusebio, para hacerse de esa misma Liga de Campeones de Europa, el Milan a Gullit-Rijkaard-Van Basten para lo mismo o el Barza con Ronaldinho en su esplendor y luego con Messi-Iniesta-Xavi, y Guardiola en la dirección técnica.
Juego de posesión suelen llamarle cuando es derrotado y “tiki-taka” cuando sale triunfante. En el último mundial fue penoso el papel de esa misma prensa española, a la que no le hacía ninguna gracia que Luis Enrique fuera el entrenador, pues era percibido como antimadridista.
Sin embargo, en la Eurocopa previa, como en los amistosos y la última Copa de Naciones, habían celebrado con alborozo, aunque al principio a regañadientes, el concepto y los logros de Luis Enrique –cuyo desprecio por la prensa deportiva solo se puede comparar con el del histórico y venerado Luis Aragonés– con el pobrísimo material humano que contaba y cuenta España hoy.
No obstante, al llegar el mundial y ser eliminados por Marruecos, la sensación del torneo devino turba linchadora acusando al DT de no haber llamado a más jugadores del Real Madrid (como si los españoles abundaran en su equipo titular: hay solo uno), de poner a jovenzuelos barcelonistas sin experiencia o por su insistencia en la consabida “posesión”.
Camino directo hacia el arco
Se trata esta, en realidad, de un estilo y una estrategia futbolística como cualquier otra. La diferencia es que, con Guardiola a la cabeza, ha cambiado completamente el fútbol. Desde el arquero jugador hasta el “falso nueve”, el fútbol de “posesión” no es un objetivo en sí mismo, sino un medio lógico para destrozar al rival desarrollando un juego netamente ofensivo, de ataque: como decía Cruyff, teniendo la pelota se defiende mejor y se puede llegar expeditivamente al arco contrario.
Claro que, para esa idea, los rivales también tienen sus antídotos: tirarse atrás, presión alta, juego de fricción y choque, “poner el bus”, marca personal, especular con el contragolpe, etc. Eso, desde los tiempos del Ajax o el Barcelona… que, sin embargo, igual ganaban y hasta campeonaban en torneos nacionales o internacionales. Y no es una fórmula invencible tampoco, que las derrotas sonadas son parte también de su bagaje, dado lo que arriesgan siendo tan ofensivos.
Y ha querido el destino que el Manchester City, emblema máximo de este juego de ataque total, se enfrente con el Real Madrid por tercera vez en cuatro años, en la Champions League.
Gane o pierda el City, la prensa española, a no dudarlo, saldrá a hablar de los clubes-Estado, de los millones gastados por sus actuales propietarios o que “la historia se impuso a los petrodólares”. Como si el Madrid no hubiera sido nunca un club-Estado favorecido por el franquismo, sucesivos regímenes tributarios o donación de vastas propiedades por sus potentados socios.
Porque Madrid forjó su leyenda a base de billetera, la más gorda de Europa durante décadas… hasta que llegaron los millonarios norteamericanos, orientales y árabes a las ligas de Inglaterra, Italia o Francia. Desde entonces, sus fans claman contra estos clubes adinerados que les han quitado el privilegio de comprar a todos los futbolistas que le provoca tener en sus filas, incluso aunque no lleguen a jugar casi nunca.
¿O es que Di Stefano, Puskas o Gento corrían gratis? ¿O aquella legión de mercenarios –así llamados “galácticos”– llegó acaso a España por puro amor a la camiseta?
El otro liderazgo
Hoy más que nunca, para ganar la Champions se requiere poder económico. Y la capacidad financiera de algunos clubes que en la última década han llegado a semifinales o finales es cercana o similar a la del Real Madrid, incuestionable dominador de la competencia. Pero ninguno tiene un presidente tan hábil y gélido para tomar decisiones como Florentino Pérez, un titán de la gestión administrativa, que es, asimismo, el verdadero líder y artífice de este Madrid.
Su equipo cuenta actualmente con dos balones de oro en cancha, el mejor arquero del mundo y la que seguramente será, en el futuro inmediato, la base de la selección brasileña. Jugadores españoles tiene también en su nómina, pero –como casi siempre– mayormente calentando banca: Arbeloa, Morientes o Guti saben lo que es eso; ahí sentaditos pasaron la mayor parte de sus carreras. Y, cómo no, cuentan con un entrenador pragmático, carismático y con la sabiduría de cuatro Champions Leagues ganadas: Carlo Ancelotti.
Dicten lo que dicten los intereses de las casas de apuestas, de lejos el gran favorito para llevarse la Copa, hoy como antes, es el Real Madrid.
El primer partido fue muy igualado, estuvo para cualquiera. Un tiempo para cada uno. Pero ninguna derrota o victoria invalidará la grandeza de los jugadores ni de los entrenadores que se enfrentarán este miércoles. Dos potencias que, ganen o pierdan, mantendrán su curso particular, haciendo historia con sus métodos, estrategias y talentos, ya sea en los negocios o sobre el verde.
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