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[OPINIÓN] Yesenia Álvarez: “Cuando el dogma mata el Derecho”
“Todo el vertedero de comentarios homofóbicos y retrógrados en redes sociales indigna a cualquiera que haya dado una mínima revisión de notas sobre Derecho y derechos fundamentales”.
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Los conservadores antiderechos no descansan y, por tanto, esta columnista tampoco. Así como en la vida social buscan que las personas LGBTIQ+ se autocensuren y no hablen de los temas de diversidad sexual, igual cuando escribes hay lectores que te piden que no escribas mucho sobre esto. Pasa también en el ámbito de los logros personales y profesionales. Producto de la discriminación social y la homofobia (la internalizada también) las personas de esta comunidad se ven obligadas a demostrar que son algo más que solo lesbianas, gays, bisexuales o transgénero. Por eso en el Perú se puede ver a profesionales, artistas o políticos siempre aclarando que son algo más que solo LGBTIQ+. En una sociedad que estigmatiza a este grupo se puede comprender la necesidad de aclarar que se tienen otras “cosas buenas” para agradar a los demás que por supuesto saluda con algo repetido como esto: “Ven, aprendan como aquella reconocida cantante que no está diciendo a cada momento que es LGBTIQ+.” Y la sociedad los aplaude por no incomodarlos. No es mi caso, así que aquí me tienen nuevamente incomodando a los conservadores antiderechos a partir del caso de Ricardo Morán que esta semana tuvo una audiencia ante los magistrados del Tribunal Constitucional porque el Estado peruano, especialmente el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) se niega a inscribir a sus hijos y les impide obtener la nacionalidad peruana.
Todo el vertedero de comentarios homofóbicos y retrógrados en redes sociales indigna a cualquiera que haya dado una mínima revisión de notas sobre Derecho y derechos fundamentales. Pero siempre digo que no tienes que haber estudiado Derecho para darte cuenta de cuándo se está cometiendo una injusticia. Así lo mires con cero conocimientos de Derecho y tan solo con un sentido de justicia, queda claro que toda esa argumentación en redes es un atropello contra los derechos de dos niños, incluidas las que se han popularizado del Tribunal Constitucional.
El caso muestra cómo los dogmas agravian al Derecho que debe estar ajeno a las creencias o fe que mandan a ciertos grupos creyentes cómo debe ser un tipo de familia. Un Estado de derecho debe proteger todos los proyectos de vida y a todas las personas, y a todos los niños sin importar cómo fueron concebidos. Una falacia que andan repitiendo en este caso es la siguiente: “Mala suerte, la ley es la ley, debe registrar a la madre” pero dejan de lado que por eso está en el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Constitución y que puede detener la injusticia que causa una formalidad de la ley que impide que dos niños tengan la nacionalidad de su padre. La ley será la ley, pero en este caso al ser discriminatoria y desfasada prima la Constitución que establece que los nacidos en el exterior de padre o madre peruanos son peruanos.
Llama la atención la participación de un magistrado en un video que se ha divulgado en redes y que no lo deja muy bien. Muestra cómo atrapado en sus dogmas comete varias imprecisiones jurídicas imperdonables para alguien de esa institución. Solo para atacar la forma de concepción de los niños señaló que si algo no está normado está prohibido, pero no es así, ya que hay un principio básico del Derecho y está recogido en nuestra Carta Magna que señala que lo que “no esté prohibido está permitido”. Luego dijo que “la Constitución no solo son derechos sino también un modelo cultural”. Esto es más grave porque ningún modelo cultural puede usarse para ir en contra de los derechos fundamentales de nadie, menos de dos niños. Debería darles vergüenza a los conservadores compartir ese video que es la prueba de cómo el dogma mata el Derecho.
Finalmente, estamos siendo testigos de cómo parte de la sociedad, los políticos y las autoridades en un acto injusto y perverso con tal de aferrarse a sus dogmas no les importa arrebatarles a dos niños su derecho fundamental a su identidad y nacionalidad, su derecho a ser peruanos.
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