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[Opinión] Yesenia Álvarez: Los vulnerables contra la corrupción
Según el INEI, la corrupción es la mayor preocupación de la ciudadanía y, como se popularizó esta semana, según el Barómetro de las Américas las percepciones de corrupción son más altas en Perú, lo que hace que lidere el ranking de América Latina y El Caribe. Junto a estos datos tenemos que un 68% de peruanos tendría tolerancia media y alta a la corrupción según la XII Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción de Proética. Esto explicaría con desesperanza que somos conscientes del problema, pero también el porqué no podemos vencer la corrupción.
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Según el INEI, la corrupción es la mayor preocupación de la ciudadanía y, como se popularizó esta semana, según el Barómetro de las Américas las percepciones de corrupción son más altas en Perú, lo que hace que lidere el ranking de América Latina y El Caribe. Junto a estos datos tenemos que un 68% de peruanos tendría tolerancia media y alta a la corrupción según la XII Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción de Proética. Esto explicaría con desesperanza que somos conscientes del problema, pero también el porqué no podemos vencer la corrupción.
En el reporte “Rule of Law Index” del World Justice Project también tenemos una mala puntuación respecto de la corrupción en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y este resultado nos muestra cómo se afecta nuestro Estado de derecho. Parece algo lejano, pero no es así ya que se generan problemas cotidianos de acceso a derechos y servicios públicos que el Estado debe cumplir. Por eso, ayer en una ceremonia en el Hospital Nacional Rebagliati pacientes y familiares protestaron de forma espontánea gritando al presidente “¡Corrupto, corrupto! ¡Fuera, corrupto!”
¿Qué hizo el presidente? Volvió a atacar a ciudadanos que están allí porque están en una situación vulnerable para su salud, y los acusó de ladrones. Sí, a ciudadanos a los que el sistema de salud les está fallando en ese mismo instante, quienes reclamaban atención, medicinas, y que el sistema funcione.
Esto nos muestra que Castillo podrá darse baños de popularidad entre intelectuales y analistas que parecen encajar en ese porcentaje que tolera la corrupción y que creen que la democracia obliga a convivir con un gobernante corrupto, pero no podrá pavonearse en espacios donde el gobierno falla en el día a día en temas tan delicados como la salud porque es allí donde se sienten los estragos de un presidente con siete investigaciones fiscales por corrupción porque está más preocupado por saquear al Estado que atender los problemas de la población.
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