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La prensa es la culpable
“En buena cuenta, más de lo mismo, cero arrepentimiento y ninguna propuesta seria que pudiera significar un cambio de rumbo o dejar de ejercer su mandato como lo hace, sea en la sombra o a la luz pública”.
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Los argumentos para la vacancia son solo denuncias periodísticas, ¡nada más!, decía ayer en el Congreso, con todo desparpajo, el abogado del presidente Pedro Castillo para defender a su cliente. Y lo mismo repetirían durante el debate en el Pleno los representantes de Perú Libre –integrantes todos de un partido político cuyo líder tiene sentencias firmes por corrupción e investigaciones hasta por terrorismo– y, claro, los aliados del oficialismo bien alineados al sonsonete sin el menor reparo.
En el mismo sentido, los aires ufanados de dignidad que se dieron ‘Los Niños’ de Acción Popular en el Parlamento, responsabilizando al periodismo de su transfuguismo, resultaron realmente alucinantes.
Más tarde el propio Castillo denostó también, vestido de asháninka sobre un tabladillo en Pasco, contra el trabajo del periodismo de investigación y acusó a la prensa de vincular a su familia con actos de corrupción “imaginarios”, dijo, como si no fueran sus sobrinos carnales y su exsecretario personal los que se encuentran en este momento fugados de la justicia y no habidos.
El periodismo en el Perú ha hecho camino enfrentando la adversidad para destapar la corrupción, el terrorismo, el narcotráfico, el abuso, las violaciones de los derechos humanos. Durante años, distintas generaciones de periodistas se han expuesto a sí mismos defendiendo los valores democráticos y las libertades civiles contra el autoritarismo que asola nuestro país cada cierto tiempo.
Fue la prensa la que descubrió y denunció bandas de narcotraficantes, la identidad de los integrantes del Grupo Colina, la nacionalidad japonesa de Fujimori, el tráfico de armas para las FARC que montó Vladimiro Montesinos, los narcoindultos, el caso Ecoteva, el Escuadrón de la Muerte, la Centralita, la banda de Los Dinámicos del Centro, el despacho clandestino de Sarratea y un largo etc.
La forma cómo el populismo mercantilista y la izquierda radical, hoy en el poder, desprecian y fustigan el trabajo fiscalizador de la prensa describe a este Gobierno de cuerpo entero: inescrupuloso, autoritario y cínico.
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