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Populismo y pandemia congresal
Populismo y pandemia congresal por Carlos Parodi.
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Nadie duda de que en el Perú la igualdad de oportunidades es un mito; tampoco que gran parte de la población vive en condiciones de extrema vulnerabilidad. Algo hay que hacer y desde hace mucho tiempo. No discrepo en el qué, sino en el cómo.
En los últimos meses el Congreso se ha dedicado a presentar iniciativas populistas. Los populistas son líderes de distinto color político, que se presentan como los verdaderos representantes del pueblo y prometen tener la receta mágica para terminar con los problemas de los excluidos y marginados, a quienes dicen representar. Nunca definen quiénes son parte del pueblo. Sugieren medidas que suenan bien y, como suelen decir, obvias. En economía nada es obvio. Si fuera así, entonces, ¿por qué no se implementan las medidas? Y ahí aparece la larga lista que los populistas señalan como culpables y que aparecen como los enemigos del pueblo: la clase política (ellos dicen ser diferentes), los intereses creados de las autoridades a quienes no les importa el pueblo, los bancos, las empresas, los extranjeros que vienen al país y un largo etcétera. Perú requiere reformas institucionales, pero los populistas solo quieren votos y culpar a otros. Ya verán qué hacen si alcanzan el gobierno.
La economía tiene límites. ¿Quiere identificar a un populista? Pregúntele cómo se financiará su iniciativa. Quién paga. Luego pídale que le explique las consecuencias no deseadas de su propuesta. Pongamos un ejemplo. Hace unos días el Congreso aprobó que se destine 6% del PBI a educación. Aplausos. Apliquemos el método. ¿A qué sector le van a quitar dinero para poder colocar más en educación? ¿Quién pierde? Ya ni siquiera pregunto por qué 6% y no 7% o 4%, porque tampoco entiendo de dónde salió el número. ¿Y cómo se va a usar ese dinero? Si no se hacen reformas y se mantiene el sistema educativo tal como está, no podemos esperar resultados distintos. El dinero es un insumo, pero no es el determinante de una mejora educativa.
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Y aquí viene la otra pregunta a un populista. ¿Tiene usted evidencia empírica que demuestre que destinar 6% del PBI o congelar precios va a lograr los impactos deseados? ¿En cuánto tiempo? ¿Quién y cómo lo gastaría? Las reformas brillan por su ausencia.
En 1985 se implementaron este tipo de medidas. En un inicio aplausos al típico populista. Poco tiempo después el peor caos de la historia económica. No entender que existen límites a lo que se puede gastar y que tenemos que ser claros con los efectos no deseados (lo que no se ve en el corto plazo) caracteriza al populista.
Insisto: aclarar esto no significa que no importe el bienestar de los excluidos. Al contrario; justo porque nos interesa que aumente la calidad de vida de todos es que no podemos caer en esos experimentos. Dondequiera que se hayan aplicado, han fracasado. No polaricemos al país (que es lo que quieren varios políticos) entre buenos y malos. Veamos lo que funciona y lo que no funciona. Trabajemos en las reformas en educación, salud, pensiones, etc. Perú necesita de un crecimiento inclusivo y para ello son claves las reformas institucionales.
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