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[Opinión] Felipe Morris: “Desinformación y mentiras”
En países desarrollados están generando marcos normativos e institucionales para detectar y evitar la difusión de información falsa o tendenciosa neutralizándola rápidamente, pero es iluso pensar que eso ocurrirá en el Perú.
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“Sabemos que nos mienten. Ellos saben que mienten. Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten. Sin embargo, nos siguen mintiendo”. Esta cita de Aleksander Solzhenitsyn, el famoso escritor ruso muy comprometido con la lucha contra la tiranía y la injusticia, se valida tristemente en estos momentos en el Perú resultante de la constante desinformación a la que estamos sometidos. Tenemos que incluir también al alto porcentaje de la población a quienes se miente, y no lo saben.
Vivimos contaminados por una serie de noticias falsas o tendenciosas, generadas por la izquierda para manipular a la opinión pública y erosionar la democracia y la estabilidad de nuestras instituciones. Debido a las redes sociales y los medios digitales es fácil difundirlas rápidamente y a un bajo costo. La desconfianza en nuestra clase política como resultado de su pobre desempeño ha contribuido a que muchos crean esta falsa narrativa, la que también han propagado varios jefes de Estado de países supuestamente amigos, confundiendo aún más a la población, con el evidente propósito de desestabilizar nuestra democracia. A esto contribuye también una prensa muchas veces servil y politizada, incluyendo a varios corresponsales de diarios extranjeros.
Las recientes encuestas sobre la situación política del país son muy preocupantes ya que muestran que un gran porcentaje de la población vive de espaldas a la realidad. Que un 51% de la población considere que el Congreso le hizo un golpe a Castillo, cuando este lo perpetró públicamente en televisión nacional, grafica la seria desinformación existente. Las encuestas también muestran que gran parte de la población desconoce el texto de la Constitución, pero aun así clama para modificarla, y que otros apoyan la elección de una asamblea constituyente sin entender sus implicancias. Igual ocurre con las críticas al modelo económico que tanto progreso ha traído al país en los últimos 30 años, en vez de dirigirlas a los verdaderos culpables de los problemas: los malos gestores en los distintos estamentos del Estado, muchos de ellos elegidos por el propio pueblo.
En países desarrollados están generando marcos normativos e institucionales para detectar y evitar la difusión de información falsa o tendenciosa neutralizándola rápidamente, pero es iluso pensar que eso ocurrirá en el Perú. Aquí requerimos un esfuerzo coordinado entre varios actores claves, incluyendo a la sociedad civil, la prensa seria independiente, las instituciones académicas que tienen think tanks y universidades para difundir la verdad. El reto es grande si queremos evitar perder la guerra contra la desinformación y falsa narrativa de aquellos que las propalan para debilitar nuestra frágil democracia y tomar al país por asalto.
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