Prensa apretada

Concluyó la visita oficial al Perú de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, equipo que estuvo comandado por Pedro Vaca. Según ha indicado el jurisperito colombiano, en los siguientes días entregará un pronunciamiento público con las observaciones preliminares de los hallazgos encontrados y luego, en un plazo máximo de dos meses, emitirá el informe completo.

Los testimonios recogidos de manera directa de parte de los periodistas, los directivos de los medios y los gremios serán los insumos principales que seguramente nutrirán ese informe y sus conclusiones.

Como ha señalado Vaca, su visita al Perú se dio en “un momento extremadamente frágil” para las libertades de prensa y expresión. Las amenazas y acciones contra el libre ejercicio de estas libertades vienen fundamentalmente del Gobierno, pues tanto Pedro Castillo como Vladimir Cerrón desprecian el trabajo de los medios de comunicación independientes. Es más, hasta lo plasmaron en el ideario de su partido, pues acabar con la libertad de prensa era una medida esencial para llevar a cabo –ahora lo sabemos al 100%– su proyecto totalitario.

En los últimos tiempos, sin embargo, estas restricciones y ataques también vienen del otro poder del Estado, que a estas alturas está igual o más desaprobado que el Ejecutivo: el Congreso de la República.

El relator ha tomado nota de la absurda decisión de impedir el acceso de los hombres de prensa a zonas vitales para la cobertura de la labor legislativa, como son el hemiciclo y el llamado Hall de los Pasos Perdidos. En ningún país del mundo se ha visto algo así, expresó el propio Vaca.

La razón de estas restricciones es más que obvia. Por muchas diferencias ideológicas que se expresen en el local de la plaza Bolívar, tanto la Mesa Directiva como el conjunto de parlamentarios, de extremo a extremo político, pretenden mantener lejos del ojo público los vergonzosos enjuagues y trapicherías entre las bancadas para ponerse de acuerdo en determinadas votaciones. Pactos bajo la mesa en los que convergen alegremente tanto el oficialismo como la oposición, de manera transversal, a menudo en favor de intereses opuestos a los del país.

Se espera, pues, que el informe de la CIDH contenga un fuerte llamado de atención a estas autoridades.