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El ABC del calentamiento
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Sin sentido del ridículo, un senador de EE.UU. se presenta en la cámara, con una pelota de nieve, a la que pone a rodar por el suelo mientras pregona que ahí está la prueba de que lo del calentamiento global es una farsa. Otra es la del ministro de Exteriores de Bolsonaro, que dice que lo del cambio climático es una conspiración “cultural marxista” para debilitar a los países occidentales. Idea que también agrada a Trump, quien, vía tuit, dice que los chinos han inventado lo del calentamiento global para socavar la competitividad de las manufacturas de EE.UU.
Hablar es gratis, lo cierto es que hay consenso en la comunidad científica sobre el cambio climático causado por la actividad humana desde la Revolución industrial; en concreto, por la utilización de carbón e hidrocarburos para generar energía. En un reciente trabajo de investigación, un grupo de científicos hace un análisis de todos los artículos sobre el tema publicados en todas las revistas de investigación de ciencia climática (“Consensus on consensus: a synthesis of consensus estimates on human-caused global warming”). Llegan a la conclusión de que solamente el 3% de los trabajos de investigación cuestionan la hipótesis de cambio climático antropogénico.
Es un hecho que la temperatura promedio anual va en aumento y que los últimos seis años han sido los más calurosos del último siglo y medio. Conocemos, además, desde hace dos siglos, gracias al físico francés Joseph Fourier, cómo opera el efecto invernadero: el suelo terráqueo devuelve la radiación que recibe del sol, pero una parte queda atrapada por la “cortina” que forman el dióxido de carbono (CO2), el metano y otros gases de la atmósfera, de la misma forma que el vidrio o el plástico retienen el calor en un invernadero agrícola. Dicha retención de calor mantiene la temperatura promedio de la superficie terrestre en los 15°C actuales frente a los -18° C que serían sin gases de invernadero. El más importante de estos es el CO2; la correlación entre la concentración de CO2 y la temperatura es muy estrecha por el efecto Fourier.
Aunque no hay registros escritos de la temperatura para antes de la invención del termómetro, hay variables instrumentales que nos permiten aproximarnos en el cálculo. La más popular, los bloques de hielo de la Antártica de cuyos sucesivos estratos –cada cual representativo de la época en que se formó– se puede medir la concentración de CO2 y otros gases, así como los cambios en la composición química que se pueden asociar a temperatura vigente en la época; una auténtica “memoria de hielo” que hace posible llevar los cálculos hasta hace 800,000 años.
Uno de los efectos obvios del calentamiento es el deshielo de glaciares y capas de la Groenlandia y Antártica que está elevando el nivel del mar, a razón de 4 mm por año en el último cuarto de siglo, comenzando a inundar islotes y amenazando la vida costera en todo el planeta. Otro son los cambios en el clima, su creciente imprevisibilidad y la mayor virulencia de huracanes, sequías, incendios forestales y diluvios.
Lo del clima siempre ha sido cíclico. Se han sucedido eras de más calor y de más frío y hasta glaciales. Pero es la primera vez en que los gases de invernadero y la temperatura aumentan tanto en tan poco tiempo y por acción del hombre.
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