PUBLICIDAD
Generales sin ley
Es imprescindible que el nuevo comandante general a designarse en la institución demuestre tener una trayectoria impoluta.
Imagen
Fecha Actualización
La revelación sobre las andanzas del comandante general de la Policía, Raúl Alfaro, con el ciudadano extranjero Jorge Hernández Fernández, alias ‘El Español’, ha dejado al país en estado de shock.
Perú21 y Cuarto poder dieron a conocer, en sendos reportajes, que el susodicho oficial intentó tapar con mentiras insostenibles su vinculación con el cabecilla de la organización criminal, pero las evidencias eran abrumadoras. La Fiscalía actuó de inmediato y ayer mismo allanaron la vivienda y las oficinas de Alfaro.
Hace unas semanas hubiese sido impensable afirmar que la máxima autoridad policial del Perú estaba aconchabada con el cabecilla de una organización delictiva constituida para un fin protervo: organizar un sistema de Inteligencia paralelo para ponerlo a disposición de Pedro Castillo.
De haber tenido tiempo para lograr su propósito, el perjuicio para la democracia peruana hubiera sido incalculable, un retorno a la época de la dictadura fujimorista, cuando las malas artes de Vladimiro Montesinos atenazaban el país.
Recordemos ese ominoso episodio de nuestra vida política, cuando los generales de las Fuerzas Armadas y policiales acudían presurosos a la oficina de Montesinos a firmar un “acta de sujeción” al ‘Doc’ y a Fujimori. No sin recibir, desde luego, las respectivas prebendas a cambio de su subordinación total.
Justamente hoy, luego de las nuevas evidencias acopiadas por el Equipo Especial de la Fiscalía y los allanamientos efectuados –tanto a Alfaro como a su antecesor en el cargo, Luis Vera– se puede apreciar que estos obraron como los generales montesinistas de antaño, sometiéndose y obedeciendo órdenes de un civil que actuaba, a su vez, por encargo directo del propio mandatario.
Refraseando el célebre dictum, la historia estuvo, pues, a punto de repetirse, pero felizmente ya no como tragedia sino en calidad de farsa, una farsa desmontada a tiempo. Posteriores investigaciones han revelado que ‘El Español’ hasta le compraba el ajuar completo de los uniformes de gala a este oficial de opereta.
Es imprescindible que el nuevo comandante general a designarse en la institución demuestre tener una trayectoria impoluta. Y, por supuesto, que se siga el rastro dejado por la nonata red de espionaje en la Policía y organismos afines. Algunos tentáculos pueden estar todavía vivos y operativos.
De no moverse con rapidez, transparencia y, sobre todo, extremo rigor, la presidenta Dina Boluarte estará añadiendo mayor precariedad a su ya cuestionado gobierno.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD