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Referendum: ¿quién decide?
Las experiencias extranjeras nos advierten del riesgo de que los ciudadanos vayan a votar no solo teniendo información insuficiente, sino incluso incorrecta.
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La semana pasada, el Ejecutivo presentó cuatro proyectos de ley que espera sean sometidos a referéndum. Los peruanos deberemos decidir sobre la reforma del CNM, el financiamiento de los partidos políticos, la bicameralidad y la no reelección de congresistas. Al analizar las iniciativas a detalle surge una inevitable pregunta: ¿cómo podemos hacer los ciudadanos para tomar una decisión informada sobre aquello que se nos propone?
Tomemos como ejemplo la propuesta de bicameralidad. Esta comprende la modificación de 45 artículos de la Constitución, en la que se regula no solo la instauración del Senado, sino temas bastante más técnicos como la creación de macro y microdistritos electorales, el número de congresistas e incluso la paridad y alternancia de género en las listas parlamentarias.
Desde la Ciencia Política se estudia cómo –cuando se trata de tomar decisiones de este tipo, en las que todos los ciudadanos no son expertos ni tendrían por qué serlo– los individuos tienden a buscar no información perfecta, sino guía de autoridades en la materia.
Aquí viene uno de los problemas: en el Perú hay una carencia total de instituciones que tengan respeto y confianza masiva de la población. Si algo han demostrado los partidos en las últimas décadas, además, es no tener una idea clara sobre el diseño de política electoral y judicial. ¿Por qué pensar que los ciudadanos confiarán en ellos ahora, cuando durante años no han podido hacer estas reformas por su cuenta? Es cierto que sí existen instituciones especializadas (por ejemplo, Transparencia), pero cabe preguntarse qué porcentaje de peruanos las conoce, confía en ellas y tiene información sobre su posición frente a las propuestas.
Si algo nos enseñan experiencias de referéndums en el extranjero, además, es que este tipo de procesos cargan con otro riesgo: el que los ciudadanos vayan a votar no solo teniendo información insuficiente, sino incluso incorrecta. En el 2016, el Reino Unido decidió su no permanencia en la Unión Europea. Un estudio previo a la elección, hecho por Ipsos Mori y UK in a Changing Europe, demostró que entre quienes pensaban votar por salir de la UE había la idea de que el 20% de la población del Reino Unido eran migrantes comunitarios. La cifra real es cercana al 5%. Ese año las búsquedas en Reino Unido sobre qué pasaría si dejaran la UE se triplicaron, ocho horas después de cerrada la votación.
En un contexto con pocas guías institucionales, todos los ciudadanos tendremos que hacer un importante esfuerzo por estar informados. Por buscar datos objetivos y las opiniones de personajes que nos inspiren confianza. Necesitamos saber, por ejemplo, que la tasa de reelección de congresistas no es tan alta (en las últimas cuatro elecciones, de hecho, viene bajando, y solo 35 de los actuales congresistas lo fueron en el periodo pasado). Que la propuesta de tener en total 130 senadores y congresistas haría que por cada representante haya 240 mil habitantes, cuando en la región el promedio, como ha calculado el economista Diego Macera, es 1 por cada 138 mil ¿Qué pesará más en nuestras decisiones, esa información, o el hecho de que el Congreso tenga 15% de aprobación? ¿Qué nos llevaremos a las urnas, la data o la aprobación que en los últimos meses viene cultivando Vizcarra?
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