La semana pasada se llevó a cabo la Conferencia Anual de Banqueros Centrales, organizada por la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole, Wyoming. Este evento es muy esperado, ya que incluye a los principales banqueros centrales, a expertos en política monetaria y a otros economistas de renombre mundial. Debaten temas como la estabilidad financiera, la inflación, el desempleo y el crecimiento, que influyen en las políticas económicas y monetarias adoptadas por los bancos centrales y los Gobiernos.
El tema central de la conferencia de este año fue “Revaluando la eficacia y transmisión de la política monetaria”, lo que no sorprende porque en este siglo hemos atestiguado en varios países algunas de las políticas monetarias más contundentes jamás registradas. Entre ellas se incluyen fuertes emisiones de dinero para evitar una crisis financiera y mitigar los efectos de la pandemia, seguido de un rápido incremento de tasas para atacar la inflación, que alcanzó máximos de varias décadas. La resiliencia del crecimiento durante este período plantea interrogantes sobre la transmisión de la política monetaria y las lecciones que se pueden aprender de este episodio extraordinario.
La presentación más importante fue la del presidente de la Reserva Federal de EE.UU., de la cual los mercados esperaban escuchar que la lucha contra la inflación está funcionando y las tasas de interés empezarían a caer. Powell no los desilusionó al indicar que había llegado el momento de que la política se ajuste y que el Banco Central comience a bajar las tasas de interés. Aunque puso un parche al añadir que, si bien la dirección de los ajustes es clara, el ritmo de los recortes dependerá de los datos de las próximas semanas sobre la inflación y el empleo, y de las perspectivas de movimientos futuros.
La próxima reunión de la FED se llevará a cabo el 17 y 18 de septiembre, y en ella el consenso de los analistas es que reducirán las tasas entre 25 y 50 puntos porcentuales. Sería el primer recorte de tasas desde 2020. Powell reconoció el reciente enfriamiento del mercado laboral en su discurso y dijo que la Reserva Federal no intenta complicarlo aún más. El informe de empleo de julio sacudió los mercados a principios de este mes al revelar que solo se añadieron 114,000 puestos de trabajo a la economía el mes pasado, mientras que la tasa de desempleo aumentó al 4.3%, la más alta desde octubre de 2021.
Los datos de principios de esta semana también mostraron un importante ajuste en la cifra de los empleos creados en la economía en los doce meses, entre abril 2023 y marzo 2024, anteriormente estimada en 2.9 millones y ajustada a 2.1 millones. Una revisión tan fuerte no se veía desde el 2009. Por ello, no sorprende que Powell también mencionara que le parecía poco probable que el mercado laboral sea una fuente de presiones inflacionarias elevadas a corto plazo. Es positivo que la FED empiece a reducir sus tasas, ya que facilitará el trabajo del BCRP para continuar reduciendo su tasa de referencia.