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Sandro Venturo: El fujimorismo va dos veces primero
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Sociólogo y comunicador
Keiko Fujimori perdió las anteriores elecciones porque no amplió su oferta política, cosa que Ollanta Humala logró, moderando su propuesta con el respaldo de diversos líderes de opinión demócratas. Parece que los fujimoristas aprendieron la lección. Muchos analistas interpretan las declaraciones de su lideresa en Harvard como un viraje al centro. Eso es obvio e insuficiente. Yo lo leo, más bien, como un gesto dirigido a disminuir la resistencia de ese electorado que rechaza el talante autocrático del fujimorismo.
Su público no son las izquierdas pues son insignificantes en este proceso electoral. Tampoco lo es la derecha conservadora, al contrario, necesita pelearse con ella para aparecer conciliada con los valores democráticos (la renuncia de Julio Rosas le suma a ese propósito). Keiko ha descolocado a tirios y troyanos. Ha sido una buena semana para su candidatura pues ha recibido una gran cobertura gracias a sus seguidores y, especialmente, a nosotros, sus detractores.
Se sabe que Keiko viene tomando varias decisiones clave. Su entorno político ha cambiado. También se sabe que han trabajado duro estos años, visitando cientos de poblados en todo el Perú. No es casual que las encuestas la muestren invencible en las zonas rurales y en los segmentos sociales más pobres.
Como señala el politólogo Carlos Meléndez, todos estos cambios no ponen en riesgo la fidelidad de los fujimoristas duros. Como se ve en la tradición del Apra, los vaivenes discursivos no debilitan su propuesta, más bien la actualizan. El fujimorismo es una fuerza política con identidad que para triunfar en estas elecciones necesita recuperar su base social en las clases medias, ansiosas por contar con un entorno social estable y económicamente auspicioso.
Mostrarse en armonía con los valores democráticos no será suficiente. El fujimorismo tiene serios pendientes como su imborrable historial asociado a violaciones de derechos humanos y la profunda corrupción que caracterizó al gobierno de su fundador. Aunque en una sociedad tolerante con la corrupción y la ilegalidad eso parece un reto menor, sigue siendo un flanco débil que sus adversarios sabrán aprovechar si despiertan de su letargo.
En resumen, el fujimorismo va dos veces primero: en las encuestas y en iniciativa política. Yo pensaba que PPK iba a ser más agresivo pero está dos veces estancado, sin aprovechar sus fortalezas, mientras que Alan García sigue deshojando margaritas. Veamos cómo sigue la novela en estas semanas.
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