Ni sano ni sagrado

Todos somos iguales ante la ley. Esa es la lección de tener un expresidente preso, otro con arresto domiciliario, un suicida antes de su detención, y ahora un cuarto expresidente detenido en Estados Unidos enfrentando un proceso de extradición. Tener a los cuatro últimos presidentes procesados es para algunos una vergüenza nacional; en mi opinión, todo lo contrario. Que los poderosos estén en manos de la ley nos llena de esperanza, porque todos debemos responder ante la justicia cuando cometemos un delito.

El caso del expresidente Toledo es especialmente patético (penoso, lamentable o ridículo), el ‘Cholo’ tuvo todo para ser un gran gobernante, llegó al poder en el marco de la recuperación de la democracia, después de la transición liderada por el presidente Paniagua, pero todo lo desperdició, hizo trizas todas las esperanzas de sus votantes.

El expresidente Toledo no era ni sano ni sagrado, más bien es un mentiroso patológico que pareciera tener un problema de irrigación en la cara, simplemente no pasa sangre por allí.

Toledo, como todo presunto delincuente, debe ser procesado con todas las garantías que da la ley y tener un juicio justo, pero también deben imponérsele las penas más duras, porque no solo ha cometido delitos, ha defraudado la voluntad popular.

Debe quedar muy claro que quien quiere servir a la patria, lo tiene que hacer con plena conciencia de que los que sí son sagrados son los recursos del Estado, que es con esos recursos que se mejora la educación, se paga a los maestros, se mantiene los hospitales, se hace carreteras y puentes para integrarnos y se administra justicia.

Ya lo he dicho en otras ocasiones, quien quiera hacer plata, que trabaje en el sector privado, que lucre con sus propios recursos, que compre con su plata sus botellas de whisky etiqueta azul, que pague sus departamentos en ciudades costosas con su billete. A quien le gusta la plata, que se aleje del sector público todo lo que pueda, porque ya lo saben, puede acabar en la cárcel.