La decisión de la presidenta Boluarte de remover al ministro de Relaciones Exteriores, Javier González-Olaechea, está trayendo cola y se podría inferir que se habría roto el pacto infame que tienen con el sector de la extrema derecha en el Congreso, porque los congresistas fascistoides han salido furibundos a acusar a Dina Boluarte de comunista y ahora sí toman posición respecto al encubrimiento del prófugo de la justicia Vladimir Cerrón.
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Hasta antes de ayer, estaban felices con “el romance” que iba viento en popa con Palacio y era evidente la complicidad; tanto que ya ni se inmutaban con cada despropósito que emitía el Congreso, este simplemente era avalado por el Gobierno haciéndose de la vista gorda, por ejemplo, con las leyes inconstitucionales que pretenden someter al sistema de justicia.
Es evidente que están gobernando desde el Congreso. Basta ver la posición cómplice de las bancadas de Fuerza Popular y Alianza para el Progreso con los ministros impresentables. Se encubren y se blindan mutuamente para gobernar el país a su antojo; pero al parecer esto se ha terminado por la forma como han reaccionado.
Esto sería el preámbulo a la caída del régimen de Dina Boluarte, porque de algo sí estamos seguros: al tener el Congreso el poder del país, estos sujetos no van a querer cargarse el cuestionamiento y desprestigio de la presidenta y necesitan despercudirse, justamente en el periodo electoral que ya se nos avecina.
Entonces, en ese escenario la que sale perdiendo es Dina Boluarte, porque su cabeza será entregada en bandeja a la justicia, para que los congresistas busquen algo de compasión del rechazo casi unánime que tienen y esto hace insostenible la gobernabilidad del país; por eso, estos parlamentarios están viendo como una válvula de escape la posibilidad de la vacancia.
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Lo cierto es que en este pacto infame no se puede pedir lealtades, todo lo que estamos viendo es una convivencia convenida, que mientras sea útil se mantiene, pero ante la crisis política que se avecina, todo se va a caer como un castillo de naipes y ahí la que tiene las de perder es Dina Boluarte, que probablemente termine en la cárcel, como ha sucedido con los presidentes de este siglo.
Guerra avisada no mata gente.
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