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Del odio a la gloria
Columna de Sonia Chirinos
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El reciente triunfo de la selección española de fútbol llegó en un momento políticamente paradójico.
En pleno campeonato europeo, Santiago Abascal, líder de Vox, lanzó un órdago: O el Partido Popular deja solo al Gobierno en el tema de los inmigrantes ilegales menores de edad no acompañados, o rompen los acuerdos de gobierno.
El Partido Popular, por sentido de Estado o por aprovechar la oportunidad y desembarazarse de Vox, no se avino al órdago. Se comprometió a acoger a alguno de los menores que entran a España por las islas canarias. Canarias ya no tiene espacio ni medios para acogerlos. Y reclama desesperada ayuda del resto de España.
El discurso típico de la extrema derecha europea es que estos chicos vienen a Europa con la sola intención de delinquir. Lo cual es una falsedad. Por mi trabajo, conozco de cerca el tema. Hay mucho delincuente juvenil, pero no son los que vienen de África sin familia y sin medios, el problema, por mucho que se les humille y cosifique bajo el acrónimo “Menas”.
Dos futbolistas españoles que brillaron en la copa de Europa, serían fácilmente encuadrables, desde el desprecio, o la ignorancia, en el grupo “Mena”: Lamine Yamal y Nico Williams. El primero, 17 recién cumplidos, el autor del gol más increíble, no es mena porque nació en España; pero probablemente su madre, que lo tuvo con 16 años, sí. Nico Williams de 22 años, también nació en España. Sus padres cruzaron el desierto del Sahara sin comida ni agua estando ella embarazada de su hermano mayor, otro excelente jugador de fútbol.
Son chicos españoles con rasgos y nombre que se alejan del estereotipo clásico. Y son el más brillante ejemplo de que el odio y los prejuicios son pésimos consejeros políticos.
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