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El tema de hoy: A cerrarles el paso
“El segundo aspecto es el político. Algunos legisladores, luego del fallo, han presentado proyectos para limitar la participación política de los terroristas”.
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Tras conocer la decisión judicial que ordena el arresto domiciliario de los terroristas Osmán Morote y Margot Liendo, el abogado de los senderistas, Manuel Fajardo, dio unas declaraciones que deben haber preocupado a más de un peruano. “Hemos conseguido limpiamente la libertad de nuestros patrocinados”, sostuvo Fajardo. Alfredo Crespo, otro abogado de los senderistas, dijo –según un informe de El Comercio– que “es en el plano jurídico donde hemos conseguido libertades…”. Y es cierto. Guste o no la resolución, dos instancias judiciales coincidieron en que Morote y Liendo no podían permanecer más en prisión de manera preventiva (exceso de carcelería) y debían ser excarcelados. No cabe duda de que estos delincuentes usan vacíos legales de nuestro sistema judicial para su beneficio.
Al respecto, hay hasta cuatro planos en los que se debería actuar. El primero, que el Congreso revise si las normas existentes permiten el juzgamiento adecuado y efectivo de los terroristas, considerando todos los males que tiene el sistema judicial en la actualidad, como la sobrecarga procesal, el surgimiento de nuevas figuras delictivas empleadas por estos delincuentes y los recursos dilatorios que interponen sus abogados.
El segundo aspecto es el político. Algunos legisladores, luego del fallo, han presentado proyectos para limitar la participación política de los terroristas. El congresista Marco Miyashiro (FP) planteó que los sentenciados por terrorismo estén impedidos de afiliarse a alguna agrupación política, mientras que su colega Luciana León (Apra) propuso la inhabilitación definitiva para ejercer una profesión a los que hayan sido condenados por este delito. Son iniciativas a saludar, pero lamentable que se presenten tarde. Miyashiro dijo a Perú21 que quedarían solo 500 terroristas en las cárceles. El resto ya está fuera.
No menos importante son los frentes educativos y posexcarcelación. Los senderistas no cesan en su desviada y criminal idea de querer llegar al poder. Y ahora quieren usar las mismas herramientas que les brinda nuestro sistema democrático y legal. Según el mismo informe de El Comercio, ahora Sendero usa nuevas fachadas para intentar volver a penetrar en la sociedad.
Por eso, una tercera vía de acción es la educativa. En los textos escolares debe indicarse claramente qué fue SL y la ola de asesinatos y ataques sanguinarios que llevó a cabo para imponer su ideología. Por último, los servicios de Inteligencia deberían hacer un seguimiento minucioso de los cabecillas que dejaron las cárceles.
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