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Terror en Egipto
“El terrorismo de corte fundamentalista religioso abre una peligrosa puerta para la generalización rápida y la simplificación irresponsable. Las víctimas del terror son también musulmanes”.
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El Cairo. Ayer por la noche empecé a escribir esta columna en el aeropuerto de la capital egipcia. Algunas horas antes, un grupo terrorista había asesinado a –por lo menos– 235 personas y dejado heridas a otras 100. La mezquita Al Rauda de la localidad de Al Arish, en la región de Sinaí, había sido atacada por un contingente de hombres que, usando armas de fuego y explosivos, eligió la hora del rezo de los viernes para atacar a la población civil reunida en oración.
La Policía egipcia dijo, únicamente, que había identificado el número de vehículos que los terroristas usaron para atacar el recinto. Los autores del atentado permanecen a esta hora (pasadas las 10 de la noche en El Cairo) en la sombra y el Estado egipcio solo ha anunciado tres días de duelo nacional, que empieza a colocarse como el golpe terrorista más sangriento de los últimos años en la región del África del Norte y el Oriente Próximo.
Sinaí, a unos 300 kilómetros del lugar en el que estoy, se convirtió, a raíz de 2011 y el florecimiento de la Primavera Árabe, en el sangriento teatro de operaciones en el que las fuerzas egipcias se enfrentan constantemente con movimientos terroristas de tipo fundamentalista religioso. Esta confrontación se agudizó cuando en 2013 el gobierno de Morsi –de corte islamista– fue depuesto por un golpe militar. La convulsión para este país no se ha detenido desde entonces.
Ahora: es esta una terriblemente necesaria oportunidad para recordar que la vinculación entre el islam y el terrorismo islámico es una que no tiene estribos en la práctica regular de una religión que, en cuanto a valores, pregona conceptos parecidos a los del catolicismo. Y la oportunidad aparece, justamente, porque a pesar de que ninguno de los movimientos terroristas que operan en la región ha reivindicado el atentado, es muy probable que esto suceda.
“El terrorismo de corte fundamentalista religioso abre una peligrosa puerta para la generalización rápida y la simplificación irresponsable. Las víctimas del terror son también musulmanes”.“El terrorismo de corte fundamentalista religioso abre una peligrosa puerta para la generalización rápida y la simplificación irresponsable. Las víctimas del terror son también musulmanes”.Si sucede, la distancia entre la acción asesina y el mundo musulmán quedará descrita por el luto que hoy viste a Egipto: todas las víctimas mortales de este brutal atentado son musulmanes practicantes y respetuosos del ritual semanal que la práctica de su confesión reclama. El terrorismo de corte fundamentalista religioso abre una peligrosa puerta para la generalización rápida y la simplificación irresponsable. Las víctimas del terror son también musulmanes.
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