La mafia infiltrada en la política quiere salirse con la suya. Por eso, se entiende la desesperación de tomar control del Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y la Junta Nacional de Justicia. Eso sin contar que estaba en la mira el Ministerio Público, logrando que la ex fiscal de la nación se ponga al servicio de estos grupos de poder con objetivos nada santos.
Y, de alguna manera, han logrado sus objetivos. Tienen un TC a la medida, el cual ya no cautela ni defiende la Constitución; ahora es un apéndice de este Congreso de impresentables y está interviniendo groseramente en procesos judiciales en marcha, como han sido el caso de la JNJ o ahora al pretender tumbarse la investigación fiscal contra Keiko Fujimori y su cúpula en el poder. Recuerden que desde el Parlamento, con el famoso chat de la ‘mototaxi’, estuvieron atropellando las leyes y la majestad del propio Congreso.
Uno creería hasta que el direccionamiento de las últimas decisiones del TC se hace en gratitud a la designación, y se piensa que es un hecho propio de magistrados mediocres que buscan saldar cuentas por el favorcito del nombramiento, pues saben que por sus capacidades y competencias técnico-jurídicas no llegarían lejos. Pero no es así; seguramente, hay otros intereses sibilinos de por medio.
A la luz de los hechos, hay mucho más y se estaría confirmando con los extremos de esta última resolución del TC sobre el allanamiento del estudio del abogado Arsenio Oré, sabiendo de la existencia de pruebas irrefutables encontradas a Vicente Silva Checa, justamente relacionadas con este estudio Oré.
Esta decisión del TC, evidentemente, ha servido de fundamento para que el Tercer Juzgado Penal Nacional excluya del juicio, por el caso Cocteles, a Keiko y varios coacusados a pedido de sus abogados. Con ello, lograron tumbarse una de las acusaciones más contundentes, en la cual, por cierto, fui testigo cuando estuve de congresista y vi cómo desde las comisiones y en el Pleno del Congreso se armaba todo un tinglado para obstruir las investigaciones fiscales. Con el poder que tenían con sus 73 congresistas, hacían y deshacían.
Pero que no canten victoria, pues nadie los ha absuelto, es solo una leguleyada que va a entorpecer el proceso, porque el caso regresará a la etapa del juez instructor y, además, se va a apelar a una instancia superior desde la Fiscalía. También, sigue en marcha y viento en popa el caso de lavado de activos.