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Una propuesta audaz contra la ilegalidad
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Anteriormente establecimos que: (i) El dinero físico no deja rastro de transacciones, viabilizando informalidad, evasión tributaria y otros delitos. (ii) La moneda no es un bien consumible, es un medio de cambio. Un mejor medio la reemplazaría. (iii) Su valor lo da la confianza de los agentes en la promesa que hace el emisor. (iv) La demanda por una moneda va en función de su universalidad como medio de pago.
Ahora abordaremos el dinero digital. Agradezco a Kevin Osterling sus comentarios. El dinero digital es el medio que usa dispositivos electrónicos para realizar funciones del físico: medio de intercambio, depósito de valor y unidad de cuenta. Hay dos tipos de dinero digital: (i) El que equivale al papel moneda y se registra en servidores controlados por bancos centrales. (ii) Las criptomonedas, que se replican en una red de servidores descentralizados. Son incorruptibles, inmutables y seguras.
Mientras el dinero físico y su representación digital es controlada y regida por bancos centrales, las criptomonedas son regidas por el consenso de las personas, sin respaldo de una entidad que asegure su valor y aún con poca aceptación, perdiendo dos características de las monedas físicas y convirtiéndose, por ahora, en instrumentos especulativos.
Blockchain es la primera que logró los registros distribuidos. Y hay otras tecnologías, como Tangle de Iota. El reemplazo de la moneda física es viable. La universalidad del dólar es cuestionada. En una reciente reunión de gobernadores de bancos centrales, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, planteó una moneda digital que sustituya al dólar como divisa universal.
La unión de los bancos centrales podría establecer una red descentralizada similar a las de las criptomonedas, creando una moneda global con mejores controles para la seguridad y economías.
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