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Una segunda condena sí importa
No solo eso, hoy a Cerrón se le investiga también porque, según todos los indicios acopiados por la Fiscalía, habría liderado la organización de dos bandas criminales, Los Dinámicos del Centro y Los Tiranos del Centro.
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Un juez de Junín condenó al dueño de Perú Libre, Vladimir Cerrón, a cuatro años de prisión efectiva por el delito de colusión. Un fallo que, de ser ratificado en segunda instancia, pondrá tras las rejas al cuestionado mentor político del golpista Pedro Castillo. El fallo no debería llamar a sorpresa, pues durante su paso por el Gobierno Regional de Junín, Cerrón dejó una estela de corrupción que le mereció una primera condena por negociación incompatible, en 2019, que quedó en prisión suspendida.
Para llegar a esta segunda condena se logró probar que Vladimir Cerrón y los otros condenados en el mismo proceso se pusieron de acuerdo bajo la mesa para la “admisión, evaluación, adjudicación y –finalmente– la fi rma de un contrato” para construir el así llamado Gran Aeródromo Regional Wanka. Ello, sin considerar la opinión técnica negativa expresada por la Dirección General de Política de Inversiones del Ministerio de Economía y Finanzas. No solo eso, hoy a Cerrón se le investiga también porque, según todos los indicios acopiados por la Fiscalía, habría liderado la organización de dos bandas criminales, Los Dinámicos del Centro y Los Tiranos del Centro.
Ambas, según la tesis fi scal, con el objetivo de agenciarse –a través de las burocracias del gobierno regional– dineros ilícitos para poder financiar, primero, la campaña presidencial de Perú Libre y más tarde la compra de locales partidarios… o simplemente para repartir prebendas entre sus cómplices y acólitos políticos. Recordemos que, obnubilado por su éxito inicial en la región huanca, Cerrón y su partido decidieron escalar su trasnochado proyecto político a nivel nacional.
Y tras ciertos reveses previos –judiciales y políticos– Perú Libre asumió que se había sacado la lotería cuando su improvisado candidato a las elecciones generales del 2021, Pedro Castillo, ascendió a la presidencia de la República. Con el hoy inquilino de la DIROES tuvo sus tracas y matracas hasta que fi nalmente el golpista Castillo –”borrachito de poder”, diría un añejo izquierdista– decidió irse por la libre y fundar un partido distinto para llevar a cabo su propios planes, con o sin el apoyo de Cerrón y Perú Libre.
Quién sabe si entonces, más temprano que tarde, el hasta hace poco todopoderoso Vladimir Cerrón vea que a la segunda condena le siga una tercera, por organización criminal. Así que abonados estaremos para ver la fi nal.
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