Viven atados al pasado

Sandro Venturo Schultz,Sumas y restasSociólogo y comunicador

Veo la publicidad del Gobierno a propósito de la resolución de la Corte Internacional de Justicia y siento una gran desazón. No entiendo por qué se busca subir en las encuestas de manera tan burda, manipulando a nuestros abuelos, reavivando el resentimiento patriótico, mellando el gran esfuerzo de estos años cristalizado en el proceso de La Haya. Si somos capaces de resolver los antiguos pendientes de forma estrictamente civilizada, entonces también podemos generar sinergias entre vecinos.

Cuando reviso la manera en que gran parte de la prensa viene rebotando las reacciones de los políticos más obtusos, siento cansancio. Los resultados para ambos países fueron generosos, ninguno perdió mucho, ninguno ganó todo. Se ha generado un tiempo interesante que permitiría pasar la página territorial y escribir lo más sustancial: la manera en que Chile y Perú pueden encontrar intereses comunes, que vayan más allá de la provechosa inversión privada, para promover más oportunidades y bienestar para sus pueblos.

Mientras los políticos están buscando subir en las encuestas, mientras se disputan la foto y el titular del día, la gente está en otra, trabajando, lidiando con las dificultades que se generan en un país al que le falta casi todo: reformas estatales profundas, infraestructuras elementales y estratégicas, conexiones internacionales interesantes. Todo eso que la clase política y la intelectualidad anacrónica son incapaces de generar. Oda al absurdo.

Yo imaginaba al presidente reconociendo el trabajo de los gobiernos anteriores y de los magníficos funcionarios de nuestra cancillería a lo largo de estos años, con eso podía ayudar, entre otras cosas, a recuperar esa credibilidad que los políticos no tienen. Pensé que iba a llamar a todos los actores políticos para lanzar una agenda nacional orientada a atender las demandas más urgentes de los ciudadanos, ahora que nuestras fronteras están por fin resueltas. Creí que iba a desatender las naturales reacciones chovinistas que existen en ambos países para potenciar las oportunidades que vienen con la Alianza del Pacífico. A cambio, la familia presidencial nos ofrece fuegos artificiales que les permiten subir unos puntos en las encuestas, puntos que pronto se desvanecerán debido a que lo fundamental, los pendientes internos, no se está enfrentando con liderazgo y determinación.

Nuestros políticos viven anclados al pasado, desconectados de las pulsiones más vitales de la gente. ¿Algún día entenderán que la generosidad es un activo imprescindible para conectar con las expectativas de los ciudadanos?